MÉXICO.- A fin de buscar alternativas tecnológicamente viables a los combustibles fósiles que utilicen como fuente biomasa vegetal, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, unidad Guadalajara, inauguró el Laboratorio de Futuros en Bioenergía.
Estas instalaciones ocupan un espacio de 350 metros cuadrados y requirió de una inversión de 25 millones de pesos, informó el investigador del Cinvestav Arturo Sánchez Carmona, en entrevista para la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Agregó que el equipo del laboratorio se conforma por 17 personas: además de él, cuatro asistentes, cinco estudiantes de doctorado, dos de maestría y cinco de licenciatura.
Todos los trabajos llevados a cabo en el laboratorio tendrán como objetivo desarrollar métodos científicos y tecnológicos para la producción de biocombustibles y el tratamiento de residuos, así como crear procesos y productos innovadores, como bioprecursores y bioplásticos, basados en el aprovechamiento de biomasa, explicó.
El especialista detalló que el Laboratorio de Futuros en Bioenergía cuenta también con un área para análisis bioquímicos, donde se trabaja para determinar la calidad de la biomasa y su factibilidad de uso en estos procesos de refinación a través de caracterizaciones físicas y químicas.
También se trabaja en el diseño y evaluación de procesos a escala laboratorio, donde se realiza toda la línea de producción de una biorrefinería a fin de estandarizar los procesos y determinar los rendimientos de la materia prima, especificó.
Sánchez Carmona describió que algunos de los bioproductos que se pueden obtener son adhesivos, sustituto de azúcar, glucosa, xilosa, celulosa, hemicelulosa, probióticos, biopelículas, bioplásticos, etanol y butanol, entre otros.
Como parte de las nuevas instalaciones, añadió, se construyó un nuevo reactor de pretratamiento continuo, de diseño y manufactura mexicana, con el que el Cinvestav se convierte en la única institución en México en lograr este grado de consolidación y capacidad de escalamiento en cuanto al desarrollo de biocombustibles, en especial bioetanol de segunda generación.
“Este reactor puede procesar hasta 30 kilogramos por hora de biomasa, 10 veces más que su antecesor. Al momento se está evaluando la posibilidad de solicitar patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) o utilizarlo como secreto industrial”, puntualizó.