MÉXICO.- La imagen, la idea y el concepto que se tiene del “Diablo” no sólo en la tradición judeocristiana sino también en otras culturas, citas literarias, datos curiosos, históricos, referencias cinematográficas, voces populares, refranes y más, se da cita en “El libro de El Diablo y sus demonios”, de Fernando Montes de Oca Sicilia.
Desde Isaías, quien en la Biblia habla de “Lucifer” (“Lucero que cae”) hasta el “diablito” que sirve para cargar mercancías, o el otro, que se usa para robarse la energía eléctrica, se encuentran en este libro de pequeño formato, lenguaje accesible e información que no es precisamente para académicos o lectores exigentes pero sirven para comenzar una plática.
La concepción que sobre esa representación sinónimo de maldad han tenido y aún tienen culturas como la de los egipcios, griegos, chinos e hindúes, está presente en el volumen, lo mismo que las recetas de camarones y papás a la diabla. Los equipos de futbol y otros deportes, y la lista de deportistas llamados con ese apelativo, aparecen en estas páginas.
Entrevistado por Notimex en sus oficinas en la Ciudad de México, Montes de Oca Sicilia explicó que si Dios existe, el Diablo existe, si el bien está ahí, también el mal. Un refrán latino dice “Sin Diablo no hay Dios”. “Eso se ha manifestado a través de la historia. Hace 20 siglos todo lo que la ciencia no podía explicar, era atribuido a Dios o al Diablo”, dijo.
Todo se achacaba a un ser supremo o a un ser malévolo, según lo bueno o lo malo que trajera como consecuencia lo que hoy está plenamente tipificado como fenómeno natural o enfermedad, ejemplificó el entrevistado. “Lo que en el oscurantismo era tachado como posesión maligna, hoy se sabe que es un mal mental y que un médico calificado lo cura”.
De acuerdo con el autor, quien se basó en buena medida en el británico Bertrand Russell (1872-1970), autor de interesantes y bien documentados artículos y libros sobre el Diablo desde la las más remotas épocas hasta la actualidad, “el Diablo existe porque hay maldad en el mundo, pero esa maldad, hecha sólo por el ser humano, se le atribuye al Diablo”.
También citó al ensayista, psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung (1875- 1961), elemento fundamental en los albores del psicoanálisis y creador de la psicología analítica: “El mal es terriblemente real para todos y cada uno de los individuos. Si se considera el principio del mal como una realidad, puede simplemente llamarse Diablo” Y todavía en el Siglo XXI, muchas cosas se atribuyen o a Dios o al Diablo, reconoció el entrevistado.
La figura del Diablo es poseedora de una ambivalencia con la que seduce como dador de los placeres más sorprendentes y de las condenas más severas. Es uno de los personajes míticos que encierra los misterios más agudos y que representa una de las mayores antítesis. Se le conoce como figura creada por la divinidad, pero es el rebelde que renegó de su origen celestial para guiarse por sus propios medios hacia la libertad, lejos Dios.
A lo largo de la historia, el Diablo ha formado parte de múltiples expresiones que van desde la pintura, la escultura, la música y la literatura, entre muchas otras, pues el hombre no puede concebirse a sí mismo sin la representación de lo que guarda en su interior: La felicidad que encuentra por realizar acciones prohibidas, asegura el libro de referencia.
En “El libro de El Diablo y sus demonios” hay muchas manifestaciones demoniacas que pretenden regocijar al lector, mismas que también intentan hacerlo sentir intimidado por saber que, tal vez, esté leyendo algo que no debería. Lo cierto es que se trata sólo de una recopilación de refranes, citas, recetas de cocina y datos acaso curiosos para lectores incipientes.