Fotografía: EsImagen

El campo, un mundo hermoso

En COLUMNAS Magaly Herrrera

Nos oponemos a morir, a ser desplazados. Qué otra concurrencia pudimos tener tanto los periodistas que hacemos La Campiña como los agricultores, si no es la voluntad de resistir y congeniar en lo indispensable de pregonar la fortuna de habitar el mundo hermoso del campo.

Cumplimos un año de transitar por carreteras, veredas y trochas que nos conducen a terrenos cultivados con el empeño de miles de productores que esperan con paciencia cosechar los mejores sabores, colores y texturas para el gusto y salud de nosotros los comensales.

Sueños de mexicanos que apuestan por el campo porque saben que esta tierra es prodigiosa.

En LA CAMPIÑA buscamos convertir estas páginas en un foro abierto para todos: el pequeño productor que puede ver en las historias de otros una posibilidad de transformar su trabajo en bienestar para su familia; hombres y mujeres que hoy exponen en mercados locales e internacionales los sabores que nos llenan de orgullo, y personas que en lo individual o familiar quieren conocer de dónde proviene aquello que se sirve todos los días en su mesa.

A través de nuestras páginas hemos dado constancia del trabajo irremplazable de productores, de desavenencias con las que han competido en el mercado internacional, y de la depredación de los recursos naturales y el medio ambiente que parece no tener fin.

A más de dos décadas del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) el campo ha sufrido graves consecuencias: en pleno 2017 vivimos en el atraso y deterioro del siglo pasado, afirma el estudio que el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM concluyó bajo el título “Situación del campo en México”.

Y no es para menos, pues la implementación del TLCAN devino en confrontación comercial desventajosa para los productores mexicanos al abrirse las puertas a insumos agropecuarios provenientes de Estados Unidos, sin pago de aranceles y sin tener en cuenta que el campo norteamericano recibe mayores subsidios económicos que el nuestro. Fue así como lograron ingresar a nuestro país mercancías agropecuarias a menor precio que las producidas en esta tierra.

Sin embargo, México lucha con la fuerza, el tesón y el ingenio de agricultores y consumidores, aliados indispensables por su preferencia en el consumo de productos regionales, con prácticas éticas y saludables.

Hoy sabemos que los sabores del campo mexicano son una patria que queremos conservar. Por ello nos levantamos todas las mañanas, inspirados en el ánimo de los productores para contar sus historias, aquello que los mueve a salir adelante en un país que les debe reconocimiento y gratitud.

Salimos todos los días para sembrar realidad a través de nuestras páginas impresas, de nuestro sitio digital www.revistalacampina.mx y de otras plataformas como las redes sociales.

Si bien en cada viaje hemos encontrado belleza y fortaleza en el campo, lectura y confianza en nuestros lectores, también nos hemos enfrentado al rechazo y resistencia a que proyectos como el nuestro -que es de todos ustedes- siga adelante.

Así cumplimos un año en el que nuestro mayor logro, por encima de todos, es que usted se encuentre leyendo este texto pleno de fortaleza y gratitud por su preferencia.

Gracias, muchas gracias a ustedes, lectores, anunciantes y colegas que nos han abierto espacios en sus medios para replicar estas historias donde hemos tenido la fortuna de converger.

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