MÉXICO.- Su arribo a la pintura fue azaroso, repentino y un tanto confuso por el contexto en el que se encontraba. Originaria de la Ciudad de México, la artista plástica Alma Verónica Gómez Guerrero recuerda que cuando cursaba la secundaria asistió a la exposición “Los Picassos de Picasso”, que en aquel entonces (octubre de 1982) se exhibió en las salas del Museo Rufino Tamayo.
“Me impactó tanto que en ese momento decidí dedicarme a la pintura. Desconocía absolutamente ese campo, pero este primer acercamiento me hizo sentir tales emociones que me sacudió completamente y fue lo que más tarde me llevaría a la Escuela Nacional de Artes Plásticas”.
Además de ser grabadora y pintora —de acuerdo con la naturaleza del proyecto—, utiliza diferentes medios como la cerámica; todo, con la intención de dibujar e hilar imágenes poéticas a partir de la lectura: “Me gusta mucho leer y, en este sentido, tener una voz propia. Deseo buscar hacia mis adentros, explorar, viajar, recorrer lo que me sea posible: eso he usado como detonante en mis últimos proyectos; navegar, naufragar y sobrevivir: eso está englobado en mi trabajo”.
Gómez Guerrero es licenciada en Educación Artística por la Escuela Superior de Artes de Yucatán (2009) y pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Ha realizado alrededor de 30 exposiciones individuales y participado en más de 100 colectivas en España, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Grecia, Polonia, Puerto Rico y México.
Respecto a los premios obtenidos, están el de Adquisición en la VII Bienal Nacional de Dibujo y Estampa “Diego Rivera”, de Adquisición VII Concurso Nacional de Grabado “José Guadalupe Posada” y el de Adquisición de Dibujo y Grabado 2004 en San Luis Potosí, entre otros.
Para su próxima exposición individual (programada para marzo de 2025), quiere recordar esa parte del sentimiento de naufragio, en el que se encontró en un parte de su vida, y de la migración que realizó cuando salió de la Ciudad de México para llegar a establecerse en San Luis Potosí, que, aunque fue por temas de trabajo y proyectos que fueron surgiendo sobre la marcha, no deja de resultar nostálgica.
“Mi próxima exposición estará compuesta por imágenes poéticas sobre el recorrido realizado y cómo es que inevitablemente emigramos y cómo me recuerdo en ese trayecto. Digamos que también la imagen quiere viajar, no quiere estar en un solo lado: quiero que se vea y poderla exhibir en donde más se pueda. Eso lo quiero representar mediante las formas del viento y las líneas del agua: así se llama tentativamente este cuerpo de obra, en marzo veré qué título le pongo”.
La también licenciada en Artes Visuales por la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comenta que, en el pasado, su obra abordó el paisaje urbano, mientras que su actual trabajo es más abstracto.
“Se oye muy disparado, pero estoy tomando las líneas del viento, las nubes y el recorrido interior, pues me gusta imaginar el viento y, en ese sentido, tomo muchas referencias de fotografías que yo misma estoy atrapando de la realidad para de ahí dibujar e hilar con la literatura y con la obra de maestros que siempre he admirado; todo suma, todo lo que me ha nutrido como artista”.
Y agrega: “Lo menciono como una ventaja que ahorita hay, y es esa libertad que puedo tomar del pasado, del presente y crear un futuro posible, o una ficción; eso es: mis imágenes serían como una ficción”.