PUEBLA, MÉXICO.- Al hablar de “literatura infantil” poco se piensa en creaciones propias de niños y jóvenes, pues la tendencia va encaminada a pensar en producciones destinadas a este público; sin embargo, sería necesario eliminar el paradigma de ver a este sector poblacional como “agente pasivo” y comenzar a verlo como “hacedor de cultura”.
Lo anterior lo señaló María del Rosario Morales López, especialista en el área de Fomento a la Lectura en Puebla, al participar en el “Foro cultural. Diálogo entre ciudadanos y Secretaría de Cultura”, que se llevó a cabo la tarde del martes y al que se dieron cita tanto gestores culturales, miembros de la dependencia estatal así como público interesado en las áreas del arte y la cultura.
Rosario Morales señaló que este “pequeño entuerto del lenguaje” habla de la visión que como adultos se tiende a pensar sobre los niños, niñas y jóvenes, al considerarlos simples “consumidores” o “agentes pasivos” que van a entretenerse con la lectura.
Por lo anterior, resaltó que es importante cambiar la forma en cómo se percibe la relación entre los libros, las personas más jóvenes y la creación literaria, así como su conexión con la lectura.
“Cuando hablamos de literatura infantil y juvenil no estamos hablando de niños, niñas y jóvenes que escriben y publican, nos estamos refiriendo a un producto que está destinado hacia ellos (…). Creo que es algo que tenemos que cambiar, concebir a la niñez como hacedora, como productora de conocimientos y como parte fundamental del hacer cultural”.
Aclaró la importancia que tienen los mediadores de lectura, quienes están más relacionados con los “acontecimientos” —, es por ello que el fomento a la lectura tiene como objetivo sentarse a leer, a escribir y disfrutar con ellos.
“Llevamos 10 años en los espacios y hemos atestiguado cómo los niños han crecido (…) y ha detonado historias diferentes a las que tenían escritas en la frente cuando los conocimos, porque trabajamos en vecindades que no tienen las mejores condiciones”.
En ese sentido, dijo que tendrían que privilegiarse los procesos del fomento a la escritura y a la lectura, pues aunque no se ve como una labor “espectacular”, es indispensable en cuanto a que generan acciones de continuidad más allá de eventos aislados, como los festivales que apuestan por este tema.
Finalmente, exhortó a reflexionar respecto al fomento a la lectura y escritura más allá de eventos masivos muy visibles y también tomar en cuenta el trabajo que se hace a diario directamente con los niños y jóvenes para producir lecturas.