MÉXICO.- La migración no solo es un fenómeno social: también es una industria millonaria. Así lo expuso Ariadna Estévez López, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, durante el conversatorio Palabras en tránsito, organizado por la Hemeroteca Nacional de México (HNM).
Tras un trabajo de campo en Tapachula, San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, la especialista concluyó que las personas migrantes son parte de un sistema que genera ganancias a partir de su precariedad, a través de una economía circular que ofrece desde documentos hasta alojamiento, imitando el modelo de la industria turística.
“La clandestinidad que imponen las leyes crea un mercado donde los migrantes no tienen opción: todo lo compran, todo lo pagan. Y lo hacen una y otra vez”, afirmó.
Además, detalló que los cruces entre Guatemala y México son puntos de alta explotación para estas personas, que constantemente son deportadas y reingresan al circuito migratorio.
Por su parte, Maritza Caicedo Riascos, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, explicó que, pese a condiciones laborales adversas, la población hispana en Estados Unidos presenta indicadores positivos de salud mental frente a los de comunidades blancas. No obstante, gana apenas el 59% del salario anual de un ciudadano blanco y sufre exclusión por motivos raciales y educativos.
Advirtió que en 2065 los blancos serán minoría en EE. UU., mientras la comunidad de origen latinoamericano —principalmente mexicana— crece con fuerza, aportando juventud, trabajo y vitalidad al tejido social.
Durante el evento, Lorena Gutiérrez Schott, investigadora de la HNM, presentó su base de datos especializada en migración, con hemerografías y revistas del siglo XX que permiten rastrear fenómenos como desplazamientos forzados, migración climática, niñez migrante, seguridad militar y tráfico de personas, entre otros temas.