MÉXICO.- El litio ha dejado de ser una promesa incuestionable para la transición energética, coincidieron especialistas durante el ciclo Jueves de Ciencia. Nuestra nueva realidad, organizado por Fundación UNAM. Investigadores de distintas instituciones académicas advirtieron sobre los impactos ambientales de su extracción, la insuficiencia de su disponibilidad y la urgencia de encontrar alternativas más sostenibles.
En su intervención, César Ángeles Camacho, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, afirmó que la creciente necesidad de almacenar energía, especialmente en el contexto de la movilidad eléctrica y la incorporación de fuentes renovables, enfrenta un cuello de botella por la escasez de materiales como el litio. “Esa demanda va a colapsar”, advirtió, señalando además que la explotación de este recurso es altamente contaminante.
Dionisio Meade, presidente de Fundación UNAM, coincidió en que el litio “no es la opción más sana para el planeta” y subrayó la importancia de motivar a los jóvenes a explorar nuevas tecnologías energéticas desde una visión crítica y sustentable.
Ivonne Liliana Alonso Lemus, investigadora del Cinvestav Saltillo, puntualizó que en 2022 el 80% de la producción mundial de litio se destinó al mercado de baterías, lo cual no sólo genera presiones ambientales sino también geopolíticas. La investigadora añadió que su laboratorio ya trabaja en el desarrollo de baterías de ion de sodio y supercapacitores utilizando materiales alternativos como el carbón mineral, con menor impacto ecológico.
La experta reconoció que, si bien el reciclaje del litio en baterías que contienen cobalto o níquel es más viable, en el caso de las baterías basadas en fosfato —comunes en vehículos eléctricos— los beneficios no son tan claros.
Asimismo, alertó sobre el reto de la transición energética en regiones como Coahuila, donde más del 50% de la energía proviene de carboeléctricas, por lo que el enfoque debe estar en reconvertir ese recurso en materia prima para tecnologías más limpias.
Los especialistas coincidieron en que no existe una sola tecnología que pueda reemplazar a los combustibles fósiles. Es necesario un enfoque diversificado que combine investigación, inversión, reciclaje y políticas públicas con perspectiva ambiental.