MÉXICO.- Ansiedad, depresión, estrés postraumático y pensamientos suicidas son algunos de los padecimientos que enfrentan miles de personas migrantes en México, especialmente mujeres, como resultado de una movilidad forzada por la violencia y la vulnerabilidad extrema en sus países de origen.
Durante el conversatorio “Acciones contra el actual panorama migratorio México-Estados Unidos”, realizado en el marco del Foro Libertad de la Feria del Libro y la Rosa 2025, especialistas alertaron sobre la grave crisis humanitaria que implica la migración en la región y subrayaron la necesidad urgente de atender la salud mental de esta población.
María Elena Medina-Mora Icaza, exdirectora de la Facultad de Psicología de la UNAM, señaló que la migración ya no es sólo un fenómeno fronterizo, sino que alcanza también el centro del país, donde miles deben rehacer su vida bajo condiciones precarias. “Las mujeres migrantes cargan con un doble estigma: el de su salud mental y el de su condición migratoria. Necesitan atención urgente”, afirmó.
Por su parte, Silvia Morales Chainé, académica del Posgrado en Psicología de la misma universidad, expuso que muchas mujeres migran obligadas por contextos de violencia. “México ha dejado de ser sólo un país de tránsito: ahora también es un país de destino, y eso exige una nueva responsabilidad en materia de atención y protección”, sostuvo.
Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, advirtió que las políticas migratorias actuales de Estados Unidos han generado nuevas formas de violencia institucional, como las deportaciones hacia ciudades lejanas de la frontera como Tapachula y Villahermosa, lo que agrava la incertidumbre de quienes ya enfrentan desarraigo, pobreza y miedo. “La gente está en shock, necesitamos que puedan hablar, recibir apoyo psicológico y acceder a una vida digna”, urgió.
Todas coincidieron en la importancia de redirigir recursos y fortalecer las redes de apoyo social y emocional para personas migrantes, especialmente en un contexto donde los fondos internacionales para las ONG han disminuido considerablemente.