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“The Shape of Jazz to Come” de Ornette Coleman, un disco del viejo futuro

En COLUMNAS Yussel Dardón

Bajito, suave, presentando a una “mujer solitaria” de gabardina roja que anda por las calles con la mirada al frente, segura de sí. Así es como se aproxima Ornette Coleman en The Shape of Jazz to Come (1959), uno de mis discos favoritos de jazz.

En este disco Ornette Coleman revoluciona la música, al entrar al estudio sin piano, sin red armónica, y anuncia con su título una promesa cumplida: el jazz del futuro.

The Shape of Jazz to Come desarma las convenciones del bebop y propone una música que fluye como conversación libre. No, no hay cambios de acordes fijos. No, tanpoco hay jerarquías melódicas estrictas. Lo que sí esiste  interacción y vida, conversación, diálogo, desafío.

El tema de apertura, “Lonely Woman”, cuya melodía es tan inestable como doliente, flota sobre un ritmo que parece marchar fuera de compás.

Ornette liberó el viejo jazz del mañana, el eterno jazz.

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