MÉXICO.- En el marco del Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, que se conmemora este 16 de abril, la académica de la UNAM, Carmen Gabriela Ruiz Serrano, advirtió que la digitalización ha ampliado y complejizado las formas de explotación de niñas, niños y adolescentes en México.
Ruiz Serrano, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), señaló que además de las ya conocidas formas de esclavitud infantil —como el trabajo forzado en campos agrícolas, minas o maquilas, la explotación sexual, la mendicidad forzada, el sicariato y el reclutamiento por el crimen organizado— se han sumado nuevas modalidades digitales.
“Hoy, menores son forzados a participar en extorsiones digitales o utilizados como herramientas de explotación a través de redes sociales, lo que representa una forma más sofisticada y difícil de rastrear”, explicó la especialista en terapia familiar y doctora en trabajo social.
La experta subrayó que la esclavitud infantil en México está estrechamente ligada con la trata de personas, delito que incluye prácticas como la utilización de menores para pedir limosna, la participación en actividades criminales y el abuso en entornos digitales. Según cifras oficiales, entre 2017 y 2021 se abrieron alrededor de 3 mil 800 carpetas de investigación por trata de personas.
Además, recordó que antes de la pandemia se estimaba que cerca de 30 mil menores eran reclutados para actividades delictivas, y tras la emergencia sanitaria esa cifra podría haber aumentado hasta 150 mil.
Ruiz Serrano enfatizó que la pobreza, la desigualdad económica, la falta de oportunidades, así como el abuso y la violencia familiar, son los principales factores de vulnerabilidad. “La pertenencia a grupos delictivos se vuelve atractiva para quienes carecen de redes de protección, ya que por primera vez se sienten vistos o valorados”, apuntó.
La académica hizo un llamado a madres, padres y tutores a ofrecer un acompañamiento más empático y presente a sus hijas e hijos. También pidió fortalecer el entorno escolar, tras recordar que la Oficina de Derechos de la Infancia (ODI) documentó al menos 25 casos de explotación sexual infantil en nivel preescolar.
“Hay mucho trabajo por hacer frente a la precarización de las familias, pero también en nuestras instituciones educativas. Necesitamos generar entornos verdaderamente protectores”, concluyó.