PUEBLA, MÉXICO.- El futbol femenil no solo se juega en la cancha, también se vive en las gradas. A diferencia de su contraparte masculina, aquí la afición ha construido un espacio más seguro, inclusivo y alejado de la violencia. Un ejemplo claro es la Barra Feminista, un grupo de aficionadas que han creado una comunidad para mujeres, personas trans y no binarias, demostrando que otra forma de vivir el fútbol sí es posible.
Mientras en el fútbol varonil las barras suelen estar relacionadas con la agresividad, en la Liga MX Femenil las cosas son diferentes. Aquí, la pasión no se traduce en violencia, sino en unión. Luz Vari, una de las líderes de la Barra, cuenta cómo han logrado mantener este ambiente: “Si alguien llega con actitudes homofóbicas o violentas, la misma gente les dice: ‘Aquí no. Te callas o te vas’”.
El impacto de esta comunidad no solo se siente en las tribunas, sino también en el campo. Samantha Simental, jugadora de Rayadas de Monterrey, reconoce el papel clave que ha tenido la afición en el crecimiento de la liga. Desde que empezó a jugar profesionalmente, ha visto cómo la asistencia en los estadios pasó de unos cuantos cientos de personas a miles por partido. “Cuando está nuestra porra, el ambiente cambia por completo”, dice.
La autenticidad del fútbol femenil se refleja en cada rincón: en la cercanía con las jugadoras, en la forma en que se alienta sin odio y en cómo se celebra el deporte sin perder la esencia. No se trata solo de ganar o perder, sino de construir algo más grande, un espacio donde todas las personas que aman el fútbol puedan sentirse bienvenidas.
Así que, si aún no has vivido la experiencia de un partido de la Liga MX Femenil, tal vez sea momento de darte una vuelta por el estadio. No solo verás buen fútbol, sino que te encontrarás con una afición que está cambiando la historia del deporte.
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Con información de Ibero Puebla
