MÉXICO.- En el marco del Día de la Cero Discriminación, que se conmemora cada 1 de marzo, la secretaria académica del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM, Noemí Monroy Enríquez, destacó la importancia de fomentar la igualdad como una herramienta clave para desnormalizar la discriminación en la sociedad.
Monroy Enríquez subraya que este fenómeno persiste en México por diversas razones, como la apariencia física, la condición socioeconómica, la identidad de género y las discapacidades. Asimismo, afecta a quienes tienen una ideología política distinta o son migrantes, pues aunque se defiende a los connacionales en el extranjero, los migrantes en México a menudo son objeto de rechazo.
Un problema estructural y cultural
Según la especialista, la discriminación es producto de patrones culturales arraigados, la replicación de violencias en el ámbito familiar y la falta de promoción del respeto a la diversidad. Aunque en 2011 se reformó el artículo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para prohibir cualquier forma de discriminación, en la práctica sigue siendo un desafío persistente.
Además, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED, 2003) establece mecanismos legales para combatir esta problemática, pero se requiere una mayor conciencia social y acción colectiva para erradicarla.
Hacia una cultura de paz y respeto
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el Día de la Cero Discriminación como un llamado a garantizar una vida plena y digna para todas las personas, sin importar su aspecto, sexo, edad, religión, origen, condición social, identidad de género, orientación sexual, discapacidad o estado de salud, entre otros factores.
Esta conmemoración tuvo su origen en la defensa de los derechos de las personas afectadas por el VIH/SIDA, pero con el tiempo ha evolucionado para abarcar todas las formas de discriminación.
Para Monroy Enríquez, la clave está en educar a las nuevas generaciones, ya que evitar la reproducción de conductas discriminatorias permitirá construir una sociedad más justa e inclusiva. “Cada vez que rechazamos a una persona o grupo, debilitamos la cohesión social y atentamos contra la vida en comunidad”, concluye.
Con información de UNAM