PUEBLA, MÉXICO.- De la misma manera en que los buscadores de tesoros del siglo XVI se embarcaron en múltiples aventuras para hallar fortuna, tres mujeres intrépidas del mundo de la actuación abrieron un paralelo en sus vidas que las condujo a encontrarse en un proyecto disruptivo de moda consciente, donde su mayor hallazgo ha sido brindar tres joyas de consumo en la versatilidad de vestir: libertad para romper tendencias, posibilidad de transformar la moda en una herramienta de empoderamiento y la capacidad de desafiar su poder de compra.
Tania Palacios, Zayda Aullet y Manuela Casique, fundadoras del proyecto Ciclo Curaduría Textil (CICLO), se embarcaron en la aventura de buscar, cuidadosamente, en un mar de ropa de segunda mano, prendas de fibras naturales y de alta calidad. Con una curaduría impecable, convierten estas piezas en únicas, dotándolas de estilo y conciencia ambiental para quienes se convierten en sus nuevas poseedoras.
En entrevista con Leviatán.mx, Tania y Zayda comparten el surgimiento de un proyecto que rompe con el paradigma de un emprendimiento tradicional y los estigmas en la venta de ropa usada, transformándolos en una nueva forma de relación de las mujeres con su clóset.
UN ELOGIO QUE ABRE HORIZONTES
A primera vista, una camisa Paco Rabanne de los años ochenta que Zayda Aullet llevaba puesta para un casting llamó la atención de la actriz Tania Palacios. A partir de una charla casual sobre la sensibilidad y los detalles en la ropa, Tania tejió una serie de ideas hasta dar forma a una propuesta de negocio.
Tania conocía el mundo de la moda, pues antes vendía vestidos de seda, un material que llega a costar hasta 900 pesos por metro y que, al requerir al menos 5 metros por prenda, más el costo de diseño, fabricación y venta en anaquel, resultaba en precios muy altos para el consumidor.
Con ese antecedente, al ver en Zayda una prenda de segunda mano de alta calidad, sin comprometer el estilo ni el precio y con la virtud de prolongar su tiempo de uso antes de terminar como desecho, surgió la idea de emprender juntas. Así nace Ciclo Curaduría Textil, que hoy llaman con afecto CICLO.
“Empezamos a comprar ropa de segunda mano. Manuela se unió, y el proyecto ha evolucionado hacia un estilo cada vez más refinado, con una curaduría limpia y de fibras naturales. Es muy bonito abrir tu clóset y decir: tengo un clóset de muy buena calidad a un precio muy accesible, en comparación con lo que costarían esas prendas en una tienda nueva”, cuenta Tania.
Para Zayda, el desafío iba más allá de un negocio tradicional: se trataba de romper los prejuicios en torno a la ropa usada en una época (hace seis años) en la que hablar de sustentabilidad en la moda apenas comenzaba.
Frente a esa resistencia, especialmente en el ámbito de la moda, Tania, Zayda y Manuela comenzaron CICLO, aprendiendo a reconocer fibras naturales como el algodón, lino, seda, lana y casimir, y se dedicaron a lavar, reparar y enviar a tintorería aquellas prendas que, de primera mano, podrían costar hasta nueve mil pesos y que en CICLO se venden por 900.
Aunque este proyecto surgió de forma casual, sin grandes expectativas y bajo una dinámica de prueba y error, a seis años de su fundación, CICLO se ha consolidado como una alternativa al consumo masivo de ropa sintética y barata, producida con alto impacto ambiental y a costa de los derechos laborales.
GIN Y UN NEGOCIO SIN PLAN DE NEGOCIO
El inicio de CICLO fue sencillo para sus fundadoras, quienes decidieron arriesgarse, aún con la posibilidad del fracaso, y descubrir las entrañas de la industria textil. Esto, lejos de desanimarlas, fortaleció sus convicciones en la causa de la sustentabilidad sostenida en comunidades con hábitos de consumo zero waste (sin desperdicio).
Así, una habitación de la casa de Tania se destinó como showroom de la ropa un sábado al mes, acompañada de una charla amigable y una bebida. Han pasado seis años desde entonces, y ahora CICLO muestra sus piezas todos los días en un espacio exclusivo en Insurgentes Sur 594 Int A, Colonia del Valle Norte, Ciudad de México.
ESCUCHA A TU NEGOCIO
Mientras Tania y Zayda relatan apasionadamente cada uno de los pasos que han llevado a CICLO a lo que es hoy, nuevas ideas surgen para expandir los horizontes y trazar nuevas rutas para este proyecto-causa.
Su fórmula de éxito es simple: escuchar el proyecto. Tania lo explica: “Siento a CICLO como un ente que nos toma de la mano y nos guía. Creo que todos los negocios tienen esa capacidad, pero a veces tenemos ideas tan rígidas de cómo deben suceder las cosas, sobre todo cuando tenemos grandes expectativas e invertimos todos nuestros ahorros. Escuchen a su proyecto, porque el proyecto habla”.
Bajo esta premisa, el nuevo reto de CICLO es expandirse, buscar nuevas piezas y darles una segunda oportunidad para vestir bien, sin contribuir a la destrucción progresiva del planeta.
Así, Tania, Zayda y Manuela están listas para aventurarse en la búsqueda de piezas de la mejor calidad en otros estados y ciudades de México o incluso del mundo, en un esfuerzo por encontrar prendas que son más que ropa: son un tesoro que, al ser hallado y vestido, representa una causa común. Es un reencuentro con uno mismo a través de la personalidad que confiere una prenda, mientras se salva al mundo.