MÉXICO.- Hoy, con el uso de cualquier teléfono móvil -independientemente de su costo- se puede realizar una película, la diferencia será qué tan bien elaborada esté, qué tanto talento narrativo pudiera tener para conmover y constituirse en parte de su bagaje estético y cultural, considera el director general de Actividades Cinematográficas-Filmoteca de la UNAM, Hugo Villa Smythe.
Asimismo, apunta el experto, los avances tecnológicos nos permiten disfrutar de un gran abanico de películas de calidad en cualquier dispositivo móvil; “podemos ver del mejor cine filipino, checo o taiwanés, por ejemplo, que de otra manera no podríamos hacerlo”.
Aunque la experiencia cinematográfica tiene su forma más tradicional: acudir a la sala de cine y reunirte ahí con familiares o amigos; tiene incluso un valor de apropiación comunitaria del espacio público, de contribuir al no aislamiento, algo que me parece valioso, enfatiza en entrevista.
El universitario precisa que ambas opciones de disfrutar el cine seguirán coexistiendo: la presencial en las salas cinematográficas y, por otra parte, las plataformas digitales.
Por ejemplo, la Filmoteca de la UNAM, el archivo cinematográfico más grande de América Latina, ofrece de miércoles a domingo una oferta espectacular de cintas en las salas del Cinematógrafo del Chopo: https://www.filmoteca.unam.mx/sede/cinematografo-del-chopo/ al norte de la Ciudad de México, y en las salas de cine del Centro Cultural Universitario.
Además, la Dirección General de Actividades Cinematográficas y la Filmoteca de la UNAM, han puesto a disposición la plataforma Cine en Línea, para hacer sus acervos más accesibles a la comunidad universitaria y a la sociedad en general.
En el sitio web https://www.filmoteca.unam.mx/cine-en-linea/ se exhiben materiales fílmicos de gran valor correspondientes al período del cine silente mexicano y al ciclo que abarca la historia del país de 1900 a 1990, además de la riqueza del cine nacional a través de distintos géneros y épocas.
En ese sentido, Hugo Villa Smythe destaca que en la Filmoteca -cuyo propósito es rescatar, restaurar, conservar y preservar la memoria fílmica histórica de nuestro país- si bien se reconoce la diferencia en calidades de algunas obras cinematográficas sobre otras, el objetivo es salvar todas las películas que se pueda.
Nuestra contribución al conocimiento del cine es hacer que las películas que están guardadas en nuestras bóvedas y conservadas en las mejores condiciones posibles, lleguen a la mayor cantidad de público y estén disponibles en nuestras salas, las cuales están en extraordinarias condiciones, tienen el mejor sonido y una proyección cinematográfica en 2K, es decir una resolución de pantalla de 2048 × 1080 píxeles, “en algunos casos hacemos proyecciones en formato de 35 milímetros (de carrete)”, acota.
Especifica que la Filmoteca de la UNAM preserva un archivo de 500 mil rollos de películas y poco más de 50 mil títulos. “Desde hace algunos años empezamos también a conservar copias digitales de cintas que se originaron por completo en ese formato y que requieren mecanismos de conservación distintos”.
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De acuerdo con el experto, es imposible pensar en la memoria del cine mexicano sin considerar a esa entidad universitaria. “Tengo una lista de 200 películas que me gustaría rescatar y digitalizar; sin embargo, esa labor nos llevaría seis años, si pudiéramos trabajar las 24 horas del día, los 365 días al año, sin detenernos ni un minuto”.
El cine es una poderosa herramienta cultural que permite conocer algunos elementos de la condición humana por medio de la imagen y el sonido, enriquecido con las otras bellas artes (pintura, escultura, literatura, etcétera) para tratar de impactar el intelecto y la emoción del espectador, a través de la empatía por los personajes y la proyección de las experiencias propias con lo que se observa en la pantalla.
Plantea que se trata de una forma de arte de relativa reciente creación (1896) que narra y construye atmósferas a partir de abstracciones y combinaciones de las otras disciplinas artísticas.
Constituye una de las manifestaciones artísticas más recientes y eclécticas que, en corto tiempo, se transformó en uno de los grandes movimientos a partir de la primera filmación en 1896, recalca el productor y cinematógrafo.
Como todas las formas de arte, es un reflejo de la sociedad y una forma de imaginar y concebir rutas para acceder a otras realidades; “me parece que eso es lo poderoso de las artes, en particular de la gran pantalla”.
En ocasión del Día Mundial del Cine, que se conmemora el segundo sábado de febrero para homenajear el poder que tienen las películas para inspirar y conectar a las personas en el mundo, el funcionario universitario añade que la cinematografía también es un arte industrial.
Es decir, las fábricas móviles de cine que hicieron posible la industrialización del llamado séptimo arte como espectáculo. “Esas filmaciones que vemos en nuestras calles o barrios y que se consumen en grandes salones, brinda la posibilidad –por primera vez– de presentar al mismo tiempo una cinta para diferentes públicos; pueden hacerse 300 o cinco mil copias de una película y proyectarla en múltiples ciudades cinco veces al día durante toda la semana”.
A diferencia de lo que ocurre con las artes escénicas tradicionales, donde una compañía que ofrece tres funciones al día está llegando a los límites de la resistencia física de sus actores, señala Villa Smythe.
Recuerda que los primeros “balbuceos” del lenguaje cinematográfico se volvieron también en una forma de construcción de nación, concepto que se extendió y homologó en el mundo. Casi a fines del siglo XX el cine cumplió 100 años y se ha constituido en un acompañante permanente del devenir de la humanidad y en una forma de disfrute y participación en ese espectáculo.
Hoy, plataformas digitales como TikTok e Instagram nos permiten realizar cortometrajes del devenir diario de nuestras vidas y compartirlos; eso va creando una diferencia y una gramática propia, refiere.