MÉXICO.- Desde hace más de una década, el joven artesano Rodrigo de la Cruz Cabrera se ha dedicado a plasmar en su alfarería, decorada con engobe y mineral, las tradiciones, historias, paisajes y forma de ver la vida de su pueblo, San Agustín Oapan, Guerrero.
La labor del artesano de 28 años ha trascendido hasta lograr el reconocimiento nacional a través de la obtención de premios como el primer lugar en el X Concurso de Alfarería Decorada con Engobes Minerales de San Agustín Oapan; una mención Honorífica en la XXI Edición del Concurso Nacional Nacimientos Mexicanos; así como un primer lugar en la 41 edición del Premio Nacional de la Cerámica, entre otros.
De la Cruz Cabrera cuenta en entrevista que su camino por la alfarería y la cerámica comenzó desde que tenía cinco años de edad, cuando veía a sus padres, los artesanos Emperatriz Cabrera Ramírez y Esteban de la Cruz Miranda, elaborar diversas piezas con la técnica del engobe y mineral.
“Se trata de una herencia familiar, yo veía a mis padres como creaban estas piezas. Mi mamá era la que hacía las figuras de barro, mientras que mi padre es pintor, se dedica mucho a hacer pinturas en papel amate. Yo veía este trabajo y desde niño me llamó la atención, y también comencé a viajar a la ciudad de Oaxaca con ellos para vender las piezas, era algo que debía desarrollar sí o sí”, dice.
No obstante, fue en el año 2009 cuando inició su carrera profesional como artesano de alfarería, al elaborar piezas de barro que buscan preservar las tradiciones y costumbres, cuentos y leyendas de su comunidad.
“Todo comenzó como para pasar el rato, pero poco a poco fui siendo más consciente de que los juegos de canicas, de piñatas y los tradicionales eran los que me inspiraron para comenzar a crear estas figuras”, asegura.
Desde la mujer tejedora en telar de cintura, el niño jugando canicas, el campesino y sus perros, los novios, las vasijas tradicionales, y hasta el cocodrilo y el burro son las que resaltan en el imaginario del artesano.
Sobre su técnica, De la Cruz Cabrera explica que se trata de una tradición que se originó en su comunidad desde antes de la colonización española y que consiste en la recolección de tierra y piedras presentes en los campos de San Agustín Oapan.
“La técnica de los engobes se trata de un barro que recolectamos; por ejemplo, resalta la tierra roja que hay por aquí, también está la tierra negra que obtenemos de piedras de los barrancos y el color blanco que también lo sacamos de otro tipo de tierra”, comenta.
Asimismo, el artista detalla que la arena recolectada se combina con el barro, se amasa, se pinta, se seca y es entonces que se comienza a confeccionar las figuras. Una vez hechas las piezas de barro, también se lijan con una piedra que se encuentra en el río, se vuelven a pintar con tierra y se llevan a un proceso de horneado tradicional.
De acuerdo con Rodrigo de la Cruz, en la comunidad es una tradición que las mujeres hagan las piezas de barro y los hombres sean los que las pintan; una pieza de barro, dependiendo del tamaño, puede tardar desde una hasta tres semanas para elaborarse.
Finalmente, el artesano señala que a través de la alfarería decorada rescata las historias de su pueblo e invita a las nuevas generaciones a que se sumen a este trabajo de conservación.
“Es importante la preservación de esta tradición porque es parte de nuestra identidad, de la comunidad y de la cultura de nuestros pueblos náhuatl. Las piezas de barro que hacemos aquí es más que una vasija o un plato, se trata de una técnica, un proceso, un estudio y algo que no es simple, que tiene detrás muchos pensamientos y más raíces de las que creen”, precisa.
EL APUNTE
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