MESA DE REDACCIÓN.- En el “día 0” o “El Peor Día”, Diana recibe una llamada: Eugenia, su amiga, su hermana, fue asesinada.
La vida de la comuna, el espacio formado por cuatro amigas y habitado por sus círculos extendidos de manera itinerante, nos llega como el eco de una explosión a través de la investigación de unas archivistas del futuro.
“Abajo, sabemos que nuestro archivo es antes que nada, una promesa”, escriben ellas al tiempo que nos cuentan las historia de las cuatro amigas: Diana y sus visiones, proféticas o sintomáticas, a manera de relámpagos de lenguaje; Saratoga, que puede extraer música del mundo con el toque más leve; Yunuen y su búsqueda constante por darle forma y coherencia a una realidad en permanente disolución y Eugenia, quien terminó su viaje en Teotihuacán, donde trabajaba en una excavación arqueológica mientras se adentraba en una lucha comunitaria contra otro tipo de excavación letal: el extractivismo.
Feral, primera novela de Gabriela Jauregui, el lenguaje genera un espacio de turbulencia y tensión entre el pasado de lengua domesticada y la posibilidad feral y desaforada del futuro.
Editada por Sexto Piso, la obra es un viaje por los túneles del tiempo desde donde se construye el saber que explica las ruinas de nuestro presente. Un saber que es preciso reconstruir y recontar porque, como dicen las archivistas, «algún día este archivo será jardín».
Sobre la novela, la escritora Brenda Lozano señaló: que es “una tragedia griega traída al presente feminicida en México y es también la historia de cuatro amigas que se descubren, enfiestan, politizan, organizan: comparten… La primera novela de Gabriela Jauregui —como todo lo que escribe— es una combinación de talento, inteligencia, empatía, un hondo compromiso político y un carisma expansivo”.
Por su parte, Emiliano Monge apuntó que “si pudiéramos escuchar al futuro, esta sería su voz. Gabriela Jauregui ha hecho hablar al tiempo: a través de las voces en la comuna se gesta el relato de la pérdida y la ausencia mientras se eleva la trinchera de resistencia última: la lengua, el testimonio”.