MÉXICO.- Al continuar los trabajos del XXXIII Congreso Latinoamericano de Sociología ALAS México 2022. La (Re) Construcción de lo Social en Tiempos de Pandemias y Pospandemias: Aportes Críticos desde las Ciencias Sociales Latinoamericanas y Caribeñas, la economista sostuvo:
Esos procesos conllevan aceleradas situaciones de recomposición social y urbana, como la explosividad de los trabajadores informales en la capital de la República mexicana o la metropolización precaria de la ciudad de Monterrey.
Resaltó que el comportamiento cíclico de la reproducción del capital ha llevado en el último medio siglo a crisis recurrentes con una inmediata repercusión en la industria maquiladora.
Durante este periodo, agregó, se registraron ocho recesiones en ese sector en México, destacando las de 2001 y 2003 que produjeron la pérdida de más de 250 mil puestos laborales en esa industria con un impacto regional considerable.
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En tanto, la profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa, Marcia de Paula Leite, aseveró que asistimos a un profundo proceso de retroceso social en materia laboral, que nos remite a tiempos que creíamos superados.
“De hecho, estamos frente a una severa crisis de desarrollo social”. Para superarla, los gobiernos deberían incluir planes de creación de empleo, establecer una oferta de salud y educación públicas de calidad, así como acciones para recuperar derechos laborales y fortalecer los sindicatos y la negociación colectiva, argumentó en la sesión “Trabajo y desarrollo social frente a la pospandemia”.
De acuerdo con la experta, el desarrollo tecnológico, en particular de la inteligencia artificial, expandió un nuevo modelo laboral por medio de plataformas que representa la precarización del trabajo, porque quienes se desempeñan de esa manera carecen de derechos y se les paga solo por las horas trabajadas.
Para la docente universitaria de Costa Rica, Marina Ortíz, en los últimos años la tecnología ha tenido un gran desarrollo en áreas como mecatrónica, telemática robótica, las tecnologías de la información y comunicación, incluso alternativas de trabajo por internet, lo que cambió las formas de vida y generó la especialización significativa del mundo laboral, incluso la división profunda del trabajo.
También condujo a una gran exclusión social porque numerosas poblaciones en el mundo carecen de acceso a esas tecnologías, las cuales quedaron al margen de estas “tal vez por no contar con los conocimientos y capacidades para su uso, o por su nivel socioeconómico; o bien, por la falta de acceso a la educación. Además, debemos considerar el factor etario, progresivamente se va dando un analfabetismo tecnológico, en la misma medida en que hay un desarrollo tecnológico vertiginoso constante”.
Hoy vivimos un proceso en el cual la tecnología nos ha acercado más; sin embargo, su especialización excluyó progresivamente a una parte importante de la población en el mundo, sostuvo en el encuentro donde también participó Javiera Cienfuegos, profesora de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, de Chile.
“Estamos expulsando de los empleos formales a una parte significativa de individuos, además de la alta desigualdad entre empleos formales especializados que agrupan mayores niveles salariales y una población que trabaja en el sector formal en condiciones de baja calidad; es decir, salarios precarizados que ni siquiera pueden cubrir los costos de la canasta básica, jornadas extensas y largas, servicios médicos mínimos, etcétera”, enfatizó Marina Ortíz en el auditorio Pablo González Casanova, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM,