MÉXICO.- Con más de 50 años en el hacer y sentir del rebozo purépecha, la artesana originaria de la comunidad indígena de Ahuirán, Paracho, Michoacán, Feliciana Hernández Bautista, cuenta que esta prenda emblemática se ha convertido en su motor de vida y en el sustento familiar.
La maestra artesana recuerda con cariño que, cuando tenía 10 años, su abuelita, con quien vivía, le enseñó a elaborar estas prendas en un curso intensivo y riguroso de telar de cintura “hubo regaños, pero todo me ayudó para que tuviera buenos resultados con mi aprendizaje, del cual ahora estoy muy orgullosa y me siento muy feliz, porque he ganado muchos premios”.
La artesana de 64 años ha participado en concursos, talleres y exposiciones en su estado natal, así como en ciudades de Quintana Roo, Campeche, Hermosillo, Monterrey, Guadalajara, por mencionar algunos. En Ciudad de México fue invitada a participar en la exposición “Tápame con tu rebozo” en la edición 2019 y en la edición de este 2021, llevado a cabo en el Museo Nacional de Culturas Populares.
Doña Feliciana comenta que, si bien en todo Ahuirán hay personas que trabajan estos textiles en telar de cintura, puesto que “es su manera de ganarse la vida”, es la combinación de colores en los originales y vistosos diseños que ella ha creado, lo que la ha llevado a ganar diversos premios y reconocimientos por parte de Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías, con quien ha participado en eventos y exposiciones.
Así como su abuelita pasó de generación en generación estos conocimientos, Doña Feliciana se ha encargado de enseñar a sus dos hijas y cuatro nietas “ya todas saben tejer en telar de cintura y han ganado premios; todo lo hemos logrado como familia y ahora nuestros rebozos representan a la familia Hernández Bautista”, destaca orgullosa.
En sus prendas se encuentra calidad y fino trabajo a mano, confeccionado con hijos de algodón, con elaborados rapacejos de artisela en forma de flores o rombos coloridos, o bien, los empuntados de plumas de diversas aves que contrastan con la parte superior de la prenda, entre las que se encuentran además de los rebozos, los chalecos, gabanes y ponchos.
Entre sus creaciones también se encuentran piezas ceremoniales de algodón tejido a mano en telar de cintura con rapacejo de plumas de ganso teñidas con tintes sintéticos.
Para la elaboración de cada pieza tarda alrededor de dos meses, tiempo en el que tiñe, teje y empalma las plumas. Cada rebozo mide aproximadamente 140 cms. de largo, 75 de ancho y 40 cms las puntas, que son las plumas. Hace rebozos grandes, medianos y también para infantes.
Cabe destacar que las plumas utilizadas en los rebozos de arte plumario elaborados por la maestra Feliciana son principalmente de gallo criollo, negro, faisán, pavorreal, búho, pato, ganso, correcaminos y cuervo, que son recolectadas de criaderos en donde las aves son cuidadas y alimentadas dignamente, cuando estas mudan. Así, las plumas son recolectadas y tratadas para usarse en las prendas, sin maltratar a las aves, ya que los rebozos de la artesana están comprometidos con el bienestar animal, familiar y cultural de México, comenta.