PUEBLA, MÉXICO.- Hostilidad y discriminación son algunas de las violencias que vivió el músico poblano Juant Sant al enfrentarse al proceso migratorio en la CDMX, una de las ciudades más pobladas y peligrosas del país: pero fue en la cultura hip-hop donde encontró un modo de afianzarse a sus raíces totonacas para poder expresarse al mundo.
Originario del municipio indígena de Pantepec, Puebla, desde muy joven, apenas a los 15 años de edad, la necesidad orilló a Juan Santiago Téllez salir de su lugar natal para buscar mejores oportunidades de desarrollo en la capital del país.
Sin embargo, en el proceso sólo encontró segregación, una situación que lo llevó a menospreciar sus propias raíce indígenas, tal como narró en entrevista para LEAVIATÁN:
“Reniegas del lugar que eres por tratar de encajar en un lugar que ni siquiera te acepta; no eres parte de la comunidad del pueblo, pero no eres parte tampoco de la ciudad porque no te aceptan, quedas en medio varado y no sabes hacia dónde dirigirte.
No obstante, explicó que fue el arte el que lo hizo volver a valorar su cultura totonaca, algo que hoy, a sus 36 años, agradece: “Lo bueno es que encontré la música y la cultura hip-hop que me ayudó a rebuscar mis orígenes”.
Su música tiene un estilo muy original, pues hace una mezcla de la música hip-hop con letras escritas en tutunakú y traducidas al español, para que sean entendibles para más públicos.
El reconocido rapero, a pesar de ser de Puebla, nunca antes se había presentado en su estado natal, hasta el pasado fin de semana que viajó desde la Ciudad de México para ofrecer un show junto a la Banda Mixteca y Zara Monrroy en el Festival Vías Alternas de la Interculturalidad, organizado por el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM).
“Fue bonito regresar y justamente en Puebla donde nunca habíamos tenido una presentación, fue algo padre por nuestra parte y es algo emblemático presentarte en un lugar al que pertenece el pueblo del cual soy”.
INTERCULTURALIDAD
Perteneces a un sitio del cual has migrado, llevando tu cultura a otros lugares. ¿Por qué crees que es importante entender esta interculturalidad?
Es importante encontrar ese respeto hacia los migrantes y hacia uno, verse a uno mismo migrando y reforzar esa parte que muchas veces olvidamos que son nuestras raíces. Eso es lo bonito de la cultura que nos ayuda a rebuscar nuestros orígenes, nuestras raíces y también nuestras costumbres que muchas veces las olvidamos por estar en un lugar ajeno al cual naciste.
Tu música es una forma de activismo social, con ella evidencias problemáticas sociales ¿Por qué politizar tu arte?
No es tan politizado, es más bien se evidenciar lo que un migrante vive en la ciudad, toda la problemática que hay desde que sales de un pueblo, o la que hay en un pueblo y por la cual te toca migrar y llegar a la ciudad (donde) se encuentran lejos de donde vienen.
Mi rap es más autobiográfico y trata de retratar la realidad de las personas que migran de un pueblo a la ciudad.
Quienes migran salen de un lugar principalmente por necesidades, pero llegan a otros espacios donde muchas veces no son aceptados como propios. ¿Cómo los has enfrentado?
Ha sido difícil porque yo como migré cuando tenía 15 años, fue un momento difícil de asimilar cosas que te llegan. Llegar a la ciudad y sentir ese rechazo y uno joven no puede asimilarlo, si hubiera migrado a los 20 años quizás ya hubiera estado más maduro y no le daría tanta importancia el tratar de encajar en la sociedad, pero cuando migras siendo un joven que estás tratando de adaptarse a la vida adulta, en un lugar donde eres rechazado, empiezas a renegar de tus raíces. Es ahí donde comienzan un conflicto porque reniegas de donde eres por tratar de encajar en un lugar que ni siquiera te acepta y al hacer eso lo que pasa es que ya no sabes de dónde eres, porque ya no eres parte de la comunidad del pueblo pero no eres parte tampoco de la ciudad porque no te aceptan, quedas en medio varado y no sabes hacia dónde dirigirte.
Lo bueno es que encontré la música y la cultura hip-hop que me ayudó a rebuscarme desde mis orígenes y hacer más sólido este sentir, a madurar conmigo mismo y a sentirme realmente orgulloso de donde soy. Yo cuando me adentro a esa cultura (hip-hop) trato de ser original y qué mejor forma de ser original que siendo tú mismo y representando de donde vienes.
¿Qué dirías que aporta el rap a tu lengua y cultura tutunakú, y viceversa?
Pues en sí el panorama nacional del rap no veo como un aporte positivo, pero el rap que hacemos nosotros los originarios empieza a desarrollar algo sólido para las personas que son de allá, nos miran y comienzan a ver que estamos haciendo algo con nuestra lengua, con nuestras costumbres, estar visibilizándonos ante la gente, sentirnos orgullosos por ser originarios le ayuda tanto a los abuelos, a los padres y a los niños. Los abuelos comienzan a cuestionarse “¿esto que tenemos es realmente importante?” Es importante mostrar al mundo cómo lo vemos nosotros. A los padres les ayuda a no renegar su lengua porque lo transmiten, cuando con anterioridad le decían a sus hijos “no hablen la lengua porque de nada te va a servir”, pero al ver a un originario haciendo arte con su lengua, ya sea rapeando, haciendo música o dibujando se está retratando una realidad que siendo ajenos a una comunidad no lo ven. Los niños, al vernos a nosotros que estamos haciendo música, tienen un ejemplo que seguir, un ejemplo que nosotros no tuvimos (…), ahorita de 7 u 8 años ya pueden ir empezando a buscar y decir “yo puedo hacer con mi lengua esto porque Juan Sant puede, porque este otro artista puede y lo está haciendo en su lengua, yo también puedo porque también puedo hablarlo”. Somos un ejemplo a seguir que no existía anteriormente.
Hace unos tres años me platicaste que existían cerca de 80 exponentes del rap en lenguas originarias. De entonces a la fecha, ¿ha crecido, se ha mantenido, o cómo has visto la evolución?
Creo que se ha mantenido, esta parte de la pandemia como que si nos pegó un poco porque no hubo espacios (…), y menos para los originarios que muchas veces no tenemos acceso a dispositivos móviles o a plataformas digitales. Pero posiblemente ya retomando los conciertos empiece a generarse más artistas o se empiecen a interesar los mismos originarios a crear algo.
¿Cómo ha cambiado el pensamiento de Juan Sant en los últimos años que ha avanzado en este recorrido musical?
Pues seguimos con los mismos ideales, tratamos de ir a favor de la misma gente que nos rodea y tratamos a la gente como queremos que nos tratasen a nosotros. La empatía creo que se ha vuelto más grande nosotros como originarios porque venimos de un lugar en el que somos marginados, o sea que hay empatía en cualquier tipo de comunidad que muchas veces está a flote.
¿Cómo crees que podría generarse una empatía no solo entre comunidades originarias, sino también con aquellos que no tuvimos la fortuna de que llegara esa herencia cultural de las lenguas indígenas?
Creo que mirando con respeto el trabajo de todos los músicos y todo el arte de los originarios, y también dándole la importancia que realmente merece, no estar viendo el trabajo de una originario con morbo, sino que tiene que ser con respeto.
Justamente como comunidades somos muy celosos a mostrar nuestras costumbres por el “qué dirán”, ahí entra esta parte del morbo, queremos que vean lo que hacemos pero con respeto porque así es como nosotros lo damos. Nuestros abuelos o las personas mayores de nuestro pueblo muchas veces se enteran de que uno está mostrando costumbres originarias y hay una molestia, pero cuando ven que nuestro arte es con respeto y obviamente enraizado a nuestra identidad, ya aceptan este trabajo que hacemos.
Es difícil porque estamos como prueba y error probando métodos, nosotros tratamos de que sea el bilingüe para que sea digerible para todas las masas, sobre todo las personas que solo hablan el español, por eso cuando rapeamos tratamos de rapear en totonaco y traducirlo en la misma canción para que la gente sepa de qué estamos hablando.
Y hacer la traducción también es un trabajo doble …
Sí, es un trabajo doble ya la vez duele porque a la hora de traducirlo pierde esa originalidad y la intención, porque ya estás utilizando mucha metáfora. Si de por sí las lenguas (originarias) ya son metáforas, utilizar más metáforas sobre las metáforas a la hora de traducirlo ya está rebajado, pero no hay otra opción para que la misma gente se vaya familiarizando con nuestro movimiento.
¿Te gustaría dar un mensaje para que la comunidad se abra a escuchar estas propuestas de músicos en lenguas originarias?
Pues que se acerquen al trabajo de todos los originarios, que está muy bien hecho no por el hecho de ser hablado en lengua no tiene la misma intensidad o la misma intención que tiene cualquier música que se encuentra sonando en las radios, simplemente que nuestro trabajo se hace con mucho respeto. Y también dense la oportunidad para que los mismos originarios puedan manifestarse de la misma manera.