MÉXI CO.- Los textiles que se elaboran en las comunidades indígenas son una parte vital de la cultura de los pueblos, que debe respetarse y valorarse, coincidieron las participantes en el conversatorio “Jardín biocultural, Juchari Uinapikua: El textil y la lengua activismo lingüístico, desde las mujeres, su narrativa textil y su entorno biocultural”, realizado en el marco de la Feria de las Lenguas Indígenas Nacionales (FLIN) 2021.
En el conversatorio participaron la maestra en idiomas y migrante, Lizbeth González Alonso, originaria de Comachuén, municipio de Nahuatzen, Michoacán, comunidad donde está muy arraigada el uso de la lengua purépecha; la psicóloga y maestra en geografía por el Colegio de Michoacán, Erandi Medina Huerta, originaria del municipio de Paracho; además de la abogada, especialista en derecho procesal, Marianela Baltazar Téllez, originaria de la comunidad de Tarejero, municipio de Zacapu, Michoacán.
Durante esta presentación virtual, organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), las participantes explicaron que estas prendas son muy valoradas por la sociedad en general y señalaron que las abuelas, las tías y las madres empiezan a enseñar a bordar a las niñas desde muy pequeñas, con lo que se forja una identidad sólida, de la cual no deben avergonzarse.
González Alonso aseguró que cualquier espacio en la vida cotidiana de las mujeres purépechas, es propicio para bordar diferentes prendas como en la plaza, en los jardínes, en los mercados, inclusive cuando salen de las comunidades, por lo que convocó a la niñez y juventud indígena a no avergonzarse de su origen, ni de su cultura y a rechazar todas las formas de discriminación que sufren.
Agregó que ese tiempo que se utiliza para bordar es muy importante porque permite establecer lazos de amistad y de unión entre mujeres, donde se desarrolla también una tradición oral comunitaria.
En ese contexto, Medina Huerta consideró que los espacios tradicionales de convivencia familiar suelen ser los patios de las casas, donde la niñez empieza a jugar, se reciben a las visitas, se empieza a tejer, se transmite la lengua materna y en el que también se empiezan a enseñar la cosmovisión y los saberes ancestrales.
También se refirió a los usos que tiene algunas prendas bordadas como los rebozos, los cuales son un elemento representativo de las mujeres y una pieza muy importante en la crianza y cuidado de la niñez, ya que sirve para tenerlos cerca y transmitirles calor.
Por su parte, Baltazar Téllez mencionó que las diferentes formas y presentaciones de las prendas bordadas, contienen una carga importante de la cultura comunitaria y señaló que cuando las abuelas, las madres y las hijas se reúnen a tejer, también se construyen espacios de diálogo, donde se transmite no sólo la lengua materna, sino conocimientos y saberes.