PUEBLA, MÉXICO.- En medio de la calle, agonizando y sin que algún humano compadecido se acercara a ayudarlo, pasó sus últimos momentos aquel perro callejero al que atropellaron. Luego de presenciar esa escena, el escritor mexicano Aldo Rosales trató de subsanar desde las letras la memoria de éste y otros canes violentados en la sociedad actual.
Así lo reveló durante la charla virtual “Ciudad de perros” que organizó el Centro Cultural del México Contemporáneo en el marco del Día Mundial del Perro, donde junto al escritor José Luis Prado y Renata Sánchez habló sobre cómo estos animales han estado presentes a lo largo de su narrativa.
“Fue una forma como de hacer catarsis, de que había un perro ahí que agonizó toda la noche; por ignorancia o desidia no hice nada. Tengo una suerte de remordimiento que trato de sanar para con los animales”.
Durante la conferencia, Rosales Velázquez dijo que es urgente abordar el maltrato animal y la convivencia agreste, áspera y violenta hacia ellos, un tema que consideró “álgido y preocupante”.
Entre el amplio catálogo que ofrece la literatura de Aldo Rosales, gran parte de sus libros abordan de alguna u otra manera el tema de los perros, entre ellos se podría mencionar Tiempo arrasado, Ciudad nostalgia, Los panes y los pescados, La luz a las tres de la tarde y Tren suburbano.
Particularmente las obras Seres sintientes y Foley, este último Mención Honorífica en el Certamen Literario “Laura Méndez de Cuenca” (2018) e integrado por los cuentos “Por qué estamos hablando del perro”, “Terapia grupal” y “Alana Piedad”.
El autor reveló que en uno de sus cuentos, “El tiempo de regreso”, hizo un tipo de “desdoblamiento”, donde, desde las bondades que regala la ficción, pudo concretar “un acto que no podría hacer por cuestiones legales y quizá éticas en el mundo real, que es torturar a un torturador”.
“He de sincerarme, y quizá a partir de esto unos me vean distinto, no sé si para bien o para mal, de repente. Y lo he dicho con toda sinceridad: dan ganas de ejercer violencia contra quien ejerce violencia, frente a lo paradójico que sea esto y lo incongruente, pero en algún momento sí la rabia te lleva a pensar en qué ganas de hacerle eso a quien tortura animales, a quien tortura personas. El único escenario donde esto es posible o puede tener una ruta de escape es en la hoja en blanco”.
La narrativa del cuento se desarrolla con la historia de un hombre que está agonizando y tiene una especial afección por los animales; su único acto de bondad en la vida es deshacerse de un torturador de perros de la forma más cruel posible:
“A partir de esa historia quise mostrar este descontento y una suerte de, insisto, válvula de escape, de decir: ‘bueno, en la hoja en blanco sí es posible hacer eso que en la vida real por un momento, quizás brevísimo, nos cruza por la mente'”.
GOLPE DE LA CONCIENCIA
Tras hacer un análisis de la obra de Aldo Rosales y cómo la literatura incide en lo real, el escritor José Luis Prado sentenció que con dichos libros sintió “el golpe de la conciencia”.
“Es que la literatura puede servir para tocar al lector de otro modo. (Sus cuentos) nos presentan la historia, pero siempre con un telón de fondo que nos permite sentir ese golpe”, completó el autor de Si algo ligero.
Al reconocer que “las letras no quitan el hambre ni el frío”, Rosales mencionó que una parte de lo que ingresa por concepto de venta de libros o presentaciones, es destinada a albergues de perros.
“Un poco de sanear mi presencia en este mundo, de sanear mi alma, es contribuyendo en una medida muy humilde, colateral y al margen, pero con mucha honestidad, colaborar con las personas que tratan de paliar esta situación (de los perros callejeros)”.
Cabe destacar que las donaciones a los refugios se hacen con las ventas directas que hace el autor y no así desde las que se venden en librerías; sus obras se pueden adquirir de forma directa solicitando desde las redes sociales de Aldo Rosales Velázquez.