MÉXICO.- Los restos fósiles de un gliptodonte (Glyptotherium cylindricum), los cuales asombraron a propios y extraños durante su exhibición en la Sala de Paleontología del Museo Regional de Puebla (Murep), regresaron a su lugar de origen: la comunidad de Santiago Tenango, en el municipio de General Felipe Ángeles, donde fueron descubiertos en 2017.
Tras el despliegue de un operativo, el material paleontológico fue trasladado del Murep a esa población, donde especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de su representación estatal, montaron la exhibición de los vestigios del mamífero acorazado en el Museo “Lugar Amurallado”, ubicado en el salón anexo de la presidencia auxiliar de esa comunidad, y el cual es asesorado por la institución.
El investigador del Centro INAH Puebla, el biólogo y paleontólogo Iván Alarcón Durán, explicó que cuando se reabrió la Sala de Paleontología en el Murep, en 2019, una de las piezas icónicas que se presentaba eran los restos del gliptodonte, los cuales se exhibirían por un año y medio, para regresar en 2020 a la comunidad donde fueron hallados, pero debido a la contingencia sanitaria el retorno se retrasó.
Tras su hallazgo por parte de habitantes del Barrio de Analco, perteneciente a la junta auxiliar de la localidad antes mencionada, se hizo el rescate del fósil a finales de 2017, a cargo de los doctores Zaid Lagunas Rodríguez y Sergio Suárez Cruz. Un año después, con el apoyo del Centro INAH Puebla y del Murep, se trasladó a las instalaciones del Instituto en esa entidad, donde el paleontólogo se encargó de la estabilización y estudio del material, mientras que la Sección de Museografía acondicionó las vitrinas y espacio para su exhibición en el Museo Regional.
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En el compás de espera, indicó, se hicieron estudios preliminares de los restos del mamífero extinto, los cuales aún continúan: toma de muestras, medidas e imágenes, para hacer trabajo de investigación asociados con otros ejemplares de esa especie, pariente de los armadillos actuales; se trataba de animales herbívoros que vivieron hace más de 10,000 años, llegando a medir más de tres metros y pesar poco más de dos toneladas.
El ejemplar está compuesto por el caparazón completo en 85-90%; la pelvis, prácticamente integra; la mandíbula entera, algunos anillos y parte de las vértebras caudales. Este tipo de ejemplares rara vez se ve completo en un recinto museístico —uno de los pocos se exhibe en el de Museo del Instituto de Geología de la UNAM—.
“El gliptodonte fue regresado a la comunidad porque tiene su resguardo legal y oficial. Los pobladores acondicionaron un recinto que la presidencia municipal les cedió para recibirlo, y el INAH les indicó los requerimientos administrativos, de espacio y de condiciones museográficas adecuadas para albergar el material paleontológico. Especialista de la institución llevamos de regreso la pieza, apoyamos con la elaboración del guion y el montaje de la exposición; asimismo, el Murep facilitó una serie de imágenes”, finalizó el paleontólogo.