MÉXICO.- Hace seis años, Ariel Serrano inició su carrera musical en el espacio cultural “El venadito”, en Oaxaca. En ese entonces, su preparación vocal era meramente lírica, cantaba “solo porque le gustaba”. Con el tiempo, sones istmeños y huapangos se convirtieron en su refugio y en una ventana para visibilizar los sueños y anhelos de su comunidad, expresó la cantante transgénero de 22 años de edad, durante la charla virtual titulada “Rompiendo fobias mediante la música tradicional y la diversidad”, que el Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), institución de la Secretaría de Cultura federal, transmitió este miércoles desde su perfil de Facebook.
El poder de la música para tocar las fibras sensibles del ser humano o para motivar cambios en la perspectiva de vida fue el punto medular de esta plática virtual realizada como parte de las actividades de “Contigo en la distancia”, en la que la joven cantante compartió cómo es que la música tradicional ha sido uno de los medios para visibilizar los anhelos y sueños de la comunidad trans.
“Escuchar voces como la de Lila Downs, Liliana Felipe y Chavela Vargas, quienes interpretan los diversos estilos y ritmos de la música tradicional y popular mexicana, me abrió un universo que no conocía y que de alguna forma coincidía con lo que yo quería ser y con lo que realmente me identificaba. Así fue como a los 18 años, la música se convirtió en mi refugio, en el lugar donde me reencontré con la persona que realmente soy”, expresó la intérprete, quien junto a un grupo de músicos de diversas nacionalidades forma parte del colectivo musical Ariel y su venadito son.
En este sentido, Ariel Serrano apuntó que los escenarios donde se ha presentado se han convertido en lienzos donde plasma qué y quiénes son los miembros de la comunidad trans. “En un principio no veía la necesidad de explicar quiénes somos. Sin embargo, con el paso del tiempo me percaté de que era un espacio ideal para hacerlo, porque muchas veces el odio nace del desconocimiento, del miedo a lo diferente. Es una oportunidad para reivindicar a los miembros de mi comunidad, para expresar que tenemos derechos y, sobre todo, que existimos”.
Asimismo, la cantante nacida en la Ciudad de México y de raíces oaxaqueñas subrayó que la música es para compartir; hay diversidad de estilos y por ende es para todas las personas. “Las mujeres y hombres trans hemos sido violentadas por diversos sectores de la sociedad; incluso hay un sector conservador de mujeres que también nos ha agredido. Sin embargo, ha sido en el ámbito de la música donde he podido expresar quién soy, a través de sones en zapoteco, mixteco, purépecha y náhuatl; en la música tradicional y popular he encontrado letras como las de Liliana Felipe, que evidencian lo que vivimos los marginados; los nacos, los jotos… los pobres, con las cuales me identificaba”.
Sobre su entrenamiento vocal, Serrano señaló que ha sido constante: “hace año y medio tuve mi primera clase de canto formal bajo la tutela del maestro Fernando Pichardo (profesor del SNFM), quien me guio para descubrir mi voz, pues antes tendía a imitar a mi cantante favorita (Lilia Downs). Con él trabajé fraseo, entonación, afinación e interpretación de las obras desde un punto de vista escénico. Después de mi presentación en el Complejo Cultural Los Pinos, en 2019, recibí esta asesoría por parte del Sistema Nacional de Fomento Musical”.