PUEBLA, MÉXICO.- A 490 años de la fundación de Puebla, aún hacen falta desarrollar tareas que conlleven a la construcción de un territorio justo para todos sus integrantes, reconoció la presidente municipal suplente Argelia Arriaga García.
Lo anterior al encabezar la ceremonia conmemorativa del 490 Aniversario de la Fundación de la ciudad de los ángeles, oraganizada por el Ayuntamiento en el Monumento de los Fundadores en el barrio de El Alto, donde junto a otras autoridades municipales y estatales rindieron una guardia de honor.
La funcionaria municipal mencionó que hace falta una trasformación de aquella primera ciudad edificada por la Corona española, pues a pesar de que ha habido grandes cambios, algunas zonas de municipio se han quedado fuera del desarrollo, a ello aunados los efectos de la pandemia por Covid-19.
“Me parece muy importante destacar que Puebla no sólo puede comprenderse desde el trazo perfecto de las calles del centro histórico, comprender nuestra ciudad implica asumir la irregularidad y diversidad de su gente”.
Arriaga García, a cargo de la Presidencia Municipal por la licencia temporal de Claudia Rivera Vivanco, recordó que este proyecto de fundación poblacional de 1531, se basó en la creación de una zona agrícola donde se trabajaran las tierras fértiles y que el asentamiento fuera un ejemplo para la Nueva España.
Haciendo una remembranza de la población indígena que habitó estas tierras desde sus inicios, dijo que se tiene una deuda histórica con ella, pues se ha construido el desarrollo del país fundado tanto en el racismo como en el clasismo y la incapacidad para abrirse a la diversidad.
MODELOS DE JUSTICIA
Tras casi cinco siglos de su nacimiento, indicó que se deben recordar modelos de justicia como la República de indios, el Cula, dijo, es un referente del desarrollo para la época basado en un sistema jurídico de autonomía para los indígenas, un organismo que les permitió tomar decisiones y conformado por un concejo que hacía funciones de gobierno, hacienda y justicia.
Abundó que la fundación de esta ciudad se debe celebrar reconociendo la deuda histórica e identitaria con las ciudades indígenas, y con la incertidumbre e irregularidad con la que aún viven centenares de familias en la periferia.
“Sí omitimos de la historia esta contribución de los pueblos indígenas, escribimos una historia de olvidados que se trasladan a las políticas públicas y de desarrollo. La comprensión de la historia es un paso firme para la transformación de la realidad, si insistimos en la versión eurocentrista de la fundación de Puebla reproducimos creencias que generan formas de violencia y desigualdad”.