PUEBLA, MÉXICO.- Este día, la Secretaría de Cultura federal informó que la Zona Arqueológica de Yohualichan reabrió sus puertas al público, aunque la tarde de ayer lunes el gobierno estatal decretó la “alerta máxima” en el estado y la apertura únicamente de las actividades esenciales –en las cuales no se encuentran catalogados los espacios culturales–, con el fin de mitigar la propagación de la Covid-19.
Por medio de un comunicado publicado este 29 de diciembre, indicó este primer asentamiento totonaco, en custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), operará de martes a sábado en horario de 10:00 a 17:00 horas bajo estrictas medidas sanitarias para dar continuidad a la reapertura gradual de los espacios culturales en esta entidad.
Entre las medidas sanitarias que pide, se encuentran que el visitante deberá portar cubrebocas desde su llegada al sitio y durante todo el recorrido para protección del personal que le expedirá el boleto, así como del que revisa los mismos en los módulos de acceso; en el ingreso se aplicará alcohol gel y se hará la toma temperatura, en caso de que alguien presente síntomas de contagio se canalizará debidamente.
En todo momento, se deberá mantener una sana distancia estableciendo una separación entre personas de, al menos, 1.5 metros, excepto los niños, quienes deberán estar acompañados de un adulto.
El servicio de paquetería permanecerá cerrado y sólo se permitirá el acceso con bolsos pequeños.
LA CASA DE LA NOCHE
La Zona Arqueológica de Yohualichan, o “La casa de la noche”, por su término en náhuatl”, es conocida cronológicamente como anterior a la de El Tajín, en Veracruz, y como el primer asentamiento donde se inició la arquitectura que caracteriza a la cultura totonaca.
El sitio arqueológico se ubica en la comunidad de Yohualichan, a 30 minutos del municipio de Cuetzalan del Progreso, Puebla; para el acceso es necesario tomar la carretera federal Cuetzalan–Rayón, encontrando la desviación al poblado a mano izquierda.
La zona abarca aproximadamente dos hectáreas, en los que se distribuyen cinco edificios que, por sus formas arquitectónicas, tuvieron diferentes funciones; un juego de pelota de aproximadamente 90 metros, en forma de “I” y laterales verticales; un mirador y un espacio conocido como tumba; dos plazas de grandes dimensiones, únicas en su tipo en la Sierra Norte de Puebla, y un área botánica donde se puede apreciar la flora característica de la región.
“Es muy importante que el público recuerde que aún estamos con una epidemia activa que nos pone en riesgo a todos, tanto a trabajadores como a visitantes, por lo que es de suma importancia respetar los lineamientos sanitarios y atender a las recomendaciones y señalamientos que el personal del INAH indique durante la estancia en estos espacios para disfrute de la sociedad”, advierte el comunicado.