- En México, más de 79 mil personas están desaparecidas. De estas, 2,482 eran de Puebla, donde la cifra de mujeres sin localizar es mayor que la de los hombres.
PUEBLA, MÉXICO.- En casos de desaparición, es común escuchar el discurso que minimiza la problemática bajo el entendido de que las personas que se ausentan de sus hogares lo hacen por decisión propia. Esto no solo afecta gravemente a las víctimas, sino a sus núcleos familiares.
Así lo apreció María Luisa Núñez Barojas, integrante del colectivo Voces de los desaparecidos en Puebla, para quien las leyes son letras muertas en contextos donde no se garantiza la protección a los derechos humanos y, predomina una preocupante retórica de encubrimiento.
Ante la falta de apoyo por parte de las autoridades, los familiares se ven obligados a realizar las búsquedas de manera independiente, lo que supone poner en riesgo su solvencia económica y cargar con el impacto psicológico, emocional y espiritual propio de esta zozobra. “Cuando se llevan a nuestros familiares nos arrancan la vida. También tenemos derecho a ser felices. El Estado no nos ve porque no quiere”, denunció.
Las voces y rostros de las familias han sido fundamentales para impulsar las acciones gubernamentales. “Tenemos que seguir avanzando en un contexto de crisis de desaparición forzada y la poca respuesta de un Estado indolente que ha creado diversas irregularidades”, afirmó Sofía de Robina Castro del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh).
Para la activista, la organización civil y el acompañamiento a familias y colectivos tiene una relevancia fundamental, pues permite mantener la pugna por la justicia en casos específicos que visibilizan las carencias institucionales. Reivindicó también el valor del cuidado interpersonal y la colaboración con sectores académicos como fortalezas de estos movimientos.
A DESTACAR
Como parte de los 16 días de activismo posteriores al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Universidad Jesuita celebró el conversatorio “Dolor, resistencias y horizontes de esperanza” donde académicas, activistas y familiares de víctimas realizaron un diagnóstico del presente nacional en materia de desapariciones.