Fotografía: Especial

Movimientos Estudiantiles actuales, herederos de la lucha del 68

En ESPECIALES Magdiel Olano

MÉXICO.- Movimientos estudiantiles como el del 86, el del 99 y el movimiento Yo soy 132, son herederos del movimiento estudiantil del 68 por el tipo de lucha y a los cuales se les compara con él, un movimiento que desencadenó una serie de acontecimientos que han forjado a las instituciones y el México de hoy; sin duda el Movimiento Estudiantil de 1968 a 52 años de su punto cúlmen con la matanza de estudiantes un 2 de octubre, sigue presente por su significado y trascendencia en todos los ámbitos del país.

Esa es la reflexión a la que llegaron académicos e investigadores de la Universidad Autónoma de México (UNAM) durante una conferencia virtual organizada en el marco de la conmemoración de los 52 años de la matanza estudiantil, una fecha que trae a la memoria recuerdos de un periodo de violencia, represión y base de múltiples transformaciones para México, presente incluso en los libros de texto gratuitos e inscrito con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados con la frase: “Al Movimiento Estudiantil de 1968”.

Imagen: Especial

Es importante que los hechos ocurridos hace 52 años tengan el lugar que merecen en la historia nacional porque, además de ser una de “las represiones más graves que ha llevado a cabo el Estado mexicano”, sirvió de inspiración y ejemplo para las nuevas generaciones pues “se trata de uno de los múltiples peldaños que nos han llevado, como sociedad, a la democracia que tenemos hoy en día”, a decir de Eugenia Allier Montaño, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

En ese sentido, Mario Virgilio Santiago Jiménez, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), explicó que el movimiento trascendió principalmente a nivel sociocultural por el impacto en la cultura política de amplios sectores de clases medias ilustradas, como los universitarios.

Y agregó que además de los logros de los estudiantes y sus demandas, lo que trascendió es la recuperación y la memoria que se ha construido sobre el 68, “no la movilización, no el año, sino todo lo que vino después, cómo se ha transmitido en las generaciones, cómo se ha resignificado”.

“Fue en términos del potencial que tiene la movilización social en la capital de un país altamente centralizado, de alzar la voz, ocupar espacios públicos y poner reclamos en la mesa; si se logran o no es otra historia, pero en principio su impacto fue sociocultural y esa posibilidad de imaginar lo imposible, por eso ha trascendido y se ha mantenido. Si sólo fuera político habría terminado como un dato en una monografía y ya”, afirmó el investigador.

Santiago Jiménez agregó que el hecho adquirió mayores dimensiones y atención por el número de movilizados, pero también porque en ese año los ojos del mundo estaban “puestos en México por los Juegos Olímpicos”.

Como estudiantes, lo que pudieron apreciar fue toda una serie de tradiciones establecidas donde había un régimen vertical de autoridad que se aplicaba en todos los ámbitos, desde lo familiar hasta lo político y donde no cabía la posibilidad de libre expresión sin que el intento de ejercerla tuviera consecuencias como la represión, recordó Griselda Gutiérrez Castañeda, también investigadora de la FFyL y quien vivió de cerca el movimiento estudiantil y comparte su experiencia.

Al contrastar contrasta la experiencia del 68 con las movilizaciones recientes, abundó que en ese año los jóvenes expresaban las fallas del sistema democrático y buscaban nuevos cauces para ejercer su derecho de expresar diversos puntos de vista.

“La experiencia del movimiento estudiantil del 68 es un horizonte de referencia que, a manera de un termómetro, permite medir qué tanto hemos avanzado o qué tanta revisión deberíamos hacer a nivel de las estrategias de lucha, como autoridades, para generar cauces de interlocución y eso es muy valioso”, comentó la testigo de los hecho ocurridos hace más de 50 años

DUELO NACIONAL

En las páginas de la historia quedó registrado el 22 de julio de ese año cuando en la plaza de La Ciudadela alumnos de la Preparatoria Isaac Ochoterena (incorporada a la UNAM) y de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional jugaban un partido de futbol americano; de pronto fueron azuzados por miembros de las pandillas “Los arañas” y “Los ciudadelos” y se suscitó una confrontación.

Luego, los politécnicos atacaron las instalaciones de la Preparatoria Isaac Ochoterena.

En revancha, al día siguiente los preparatorianos apedrearon la Vocacional 2; en respuesta, los de este plantel y los de la voca 5 marcharon para enfrentarse con sus adversarios. Cuando los politécnicos regresaban a sus escuelas recibieron una golpiza por parte de elementos del cuerpo de Granaderos y de la policía; los profesores que salían a su paso, también fueron agredidos. Todo era una confusión.

La sociedad estaba indignada y días más adelante el alumnado de la UNAM y el IPN se organizaron para marchar contra la violencia policial, lo que originó uno de los movimientos estudiantiles más significativos en la historia de México, porque implicó la constante represión por parte de los cuerpos de seguridad, el aumento en el número de instituciones educativas participantes y los encarcelamientos.

El 2 de octubre miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y tras el anuncio de la cancelación de la caminata hacia el Casco de Santo Tomás, soldados rodearon el sitio e inició una balacera contra la multitud.

Con información de DGCS UNAM

Deja un comentario

Your email address will not be published.

*

LO ÚLTIMO DE ESPECIALES

Ir Arriba