MÉXICO.- En la literatura, bajo excusa narrativa, la mujer siempre ha sido representada como un objeto para describir los escenarios en los que se desenvuelven los personajes masculinos, lo cual convierte a la figura femenina en una “mujer desechable”.
Así lo describió la escritora Esther M. García a través de la charla didáctica “La mujer desechable. Una obsesión cultural” que fue publicada en línea como parte de los proyectos seleccionados de la convocatoria La Cultura nos Une de la Secretaría de Cultura de Coahuila.
Basada en teorías lingüísticas como las del filósofo Ludwig Wittgenstein, la narradora explicó que el lenguaje crea la realidad y la sociedad en que nos articulamos, vivimos y morimos. En ese sentido, la literatura es la fiel imagen de su tiempo, y a través de su ejercicio durante milenios ha quedado asentado cómo se ha estructurado la sociedad: la mujer como la figura débil.
Dijo que los personajes femeninos que aparecen en la literatura usualmente se utilizan, so pretexto narrativo o poético, como medio u objeto, lo cual demuestra la desigualdad entre ambos géneros: los hombres están destinados a ser la clase superior y las mujeres están para obedecerlos.
Especificó que la “mujer desechable” sirve para tres cosas: ser el trofeo que obtiene el héroe (personaje varón), ejemplo de ello Beatriz y Dante de La divina comedia; ser el apoyo del héroe, como Eneas en La eneida; o ser el catalizador para que el héroe comience su aventura, como en el mito de Orfeo y Eurídice.
Agregó que la “mujer desechable” ha sido un tópico literario por excelencia, la mejor excusa narrativa para darle forma y redondez a un personaje masculino, aunque no necesariamente este arquetipo desechable representa un personaje real, sólo es el objeto o accesorio decorativo de la narrativa.
“El fin último de una ‘mujer desechable’ es ser secuestrada, violada y asesinada. Esto le da al héroe un motivo para buscar venganza y que comience la verdadera historia (…). De esta forma, el personaje nunca llega a ser sujeto, sino objeto que sirve para relatar las facetas que humanizan al héroe”.
Literariamente, señala, la mujer ha estado relacionada con las palabras “víctima”, “salvar” y “rescatar”, lo cual ha traspasado la tradición simbólica y llegado a la sociedad en la que nos desenvolvemos.
“Es interesante ver cómo social y familiarmente a las mujeres se le ha creado para ser la víctima perfecta, ya que durante estos siglos el tropo del héroe y la mujer desechable han ido de la mano”.
Por lo anterior, la escritora invitó a reflexionar sobre los arquetipos literarios que se enseñan desde la niñez y a cuestionar cuál es el lugar de la mujer en el mundo.