Fotografía: Especial

“Bicache’ laa’be”, poema de Soledad Cruz ganador del concurso nacional de creación en lenguas originarias

En CAMALEONES Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- Como una amante del arte. Así se describe la niña oaxaqueña Soledad Cruz, a quien le gusta cantar rap, escribir, y con participación estelar en un par de lagometrajes también es una promesa de la actuación.

Pero lo que realmente le apasiona es la poesía, pues desde su primer encuentro con poetas de su tierra natal, a los 8 años, se condujo a leerlos, lo que más tarde desencadenó su amor por las letras.

“Desde muy pequeña me gustó el mundo del arte, me gustaba participar en todos los concursos que se realizaban en mi comunidad, me encanta la poesía, pues es mi pasatiempo favorito”, dijo con anterioridad a medios locales.

En el medio de la actuación ha dado sus primeros pasos con dos largometrajes, el primero fue a los once años como co-protagonista del filme Guié Xhuba, película bilingüe que se filmó en Juchitán. A los 12 años audicionó para el papel protagónico de la película El ombligo de Guié’dani del director Xavi Sala, por la cual obtuvo una mención especial en la categoría Mejor Actriz en el festival Internacional de Cine de Morelia.

El pasado mes de abril, Sótera Soledad Cruz Rodríguez fue nominada a Mejor Actriz en la 48 Entrega de las Diosas de Plata al cine mexicano por su papel protagónico en el filme del director Xavi Sala, la cual aborda las vivencias de una niña indígena zapoteca y su madre al dejar su tierra natal para trabajar en labores domésticas dentro de la casa de una familia de clase media en la Ciudad de México.

Con apenas 15 años, la joven continúa cosechando éxitos, pues su entrega para la escritura la llevó recientemente a recibir el primer lugar en el Premio de Creación en Lenguas Originarias “Gusanos de la Memoria”.

Aquí el texto ganador en la categoría de Poesía, escrito en lengua binnizá/zapoteco y traducido al español, con el que se hizo acreedora al premio:

BICACHE’ LAA’BE

Bicache’ laa’be,

ma’ xhadxí’.

Bicache’ laa’be

xhana ca’ guirá’

layú’ rá uyudu’.

Bicache’ laa’be

xhana ti yaga rúdi’

bacaanda neza

rá’ lidxibe’.

Bicache’ laa’be

xhaguete’ luguiaa.

Bicache’ laa’be

rá’ nisado’ Xavicende.

Bicache’ laa’be,

xhaguete’ ti dani.

Bicache’ laa’be,

ne’ guxha laa’be

ndani ladxidúa’.

Bicache’ laa’be,

ndani ti guibá’.

Guti’bee ndani

ladxiduá’.

Zee’be ne ca’ dxi’

ca’.

Ma’ qui’ riuuba!

Guti’bee

ma’ xhadxí’

ma’ qui nuaa xilase.

Bi ma’ yee’né laa’be,

ne sacá’ca nisado’.

Rácaa biluxhe’bee.

Ne na’,

ma’ qui’ ruuna’dia’

sica biina dxique’

 

LO ENTERRÉ

Lo enterré,

hace mucho tiempo.

Lo enterré,

debajo de todos los

lugares que visitamos juntos.

Lo enterré,

debajo de un árbol que

daba sombra por su casa.

Lo enterré,

debajo del mercado.

Lo enterré,

en playa Vicente.

Lo enterré,

debajo de un cerro.

Lo enterré.

Y lo arranqué de mis

entrañas.

Lo enterré,

en una tumba.

Murió dentro

de mi corazón.

Su recuerdo

se desvaneció

con el tiempo.

¡Ya no duele!

Se murió,

hace mucho tiempo.

Ya no siento

melancolía.

El viento

lo arrastro.

Las olas del mar

lo arrastraron.

Ese fue su final.

Y yo,

ya no lloro como

antaño tiempo.

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