PUEBLA, MÉXICO.- “Si no fuera por mis familiares, yo no estaría ahorita contándote esto. Yo podría estar muerta”, dice con resentimiento en la mirada María Guadalupe, quien junto a colectivos feministas ofrece flores, veladoras y una ofrenda a manera de remanso a aquellas mujeres que no corrieron con la misma suerte que ella tuvo, a quienes fueron víctimas a manos no de un solo hombre, sino del sistema que aún sin vida continúa aniquilándolas con impunidad.
Seis hombres fueron quienes agredieron a María Guadalupe Saavedra Chávez en mayo de 2018. Seis hombres quienes la golpearon y dejaron más que marcas en la piel, porque hoy, a más de un año del trágico suceso, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha dado solución al caso registrado con el número 126/2018.
La mascada verde atada al cuello es reflejo de por qué María Guadalupe está ávida de justicia. Una justicia que acusa, en su caso, ha sido “a medias”, porque tan sólo tres de los sujetos que la hicieron padecer meses atrás están pagando condena. Tres más duermen en sus camas con la tranquilidad que le han robado.
“Fui a interponer mi denuncia ante la Fiscalía de la Mujer, esa de la que tanto hablan, la que dicen que atrapa a todos los que violentan a las mujeres, lo cual en mi caso no ha sido un hecho. De las seis personas hombres que me agredieron faltan por rendir cuentas a la autoridad tres más, a las cuales no sé por qué la autoridad hasta el momento no ha podido ligarlas a proceso.
“A los tres que lograron vincular, su proceso es que firmen un tiempo y ni siquiera fueron a la cárcel, cuando yo considero que deberían de ir a la cárcel porque me pegaron en montón, un grupo de hombres me agredió físicamente y si no ha sido por otras personas yo simplemente no estaría hablando con usted”.
LA MEMORIA, LA LUCHA
La fuente de San Miguel al centro del Zócalo, justo en el corazón de la ciudad, se ha llenado de flores, veladoras, cruces rosas, ropa y figuras humanas simulando alguna de las tantas escenas del crimen que suceden en Puebla, ya que feministas de los colectivos Las Moradas, Coatlicue Siempre Viva e Hijas de Xochiquetzalli han declarado emergencia nacional por la gran violencia que aún se ejerce al sector poblacional femenino en diversidad de ámbitos en todo México.
Con la mirada puesta en la ofrenda que rememora a las muertas víctimas de violencia de género mientras recuerda que ella “tan sólo” es una víctima más del delito, María Guadalupe exige que a su caso se dé la importancia en justa medida, pues acusa no pedir una compensación económica sino que por le menos se alcance la justicia que tanto pregonan las instancias de seguridad en el estado.
“Si no llegan a defenderme, me matan ahí mismo. Yo soy víctima de esa violencia y esas personas supuestamente ni siquiera alcanzan cárcel. Es una justicia muy a medias”, piensa poco y agrega “… Ni siquiera es una justicia”.
El de María es un testimonio que debiera ser gritado porque es la voz de todas quiellas que han sido calladas. Si alguno se pregunta qué estarían pensando quienes fallecieron en manos de la violencia de género, María es la respuesta.
Pero así como ella, hay muchas más que han podido “salir libradas”, aunque no se pueda decir lo mismo de la justicia de la que carece el país. Porque la ofrenda colocada este fin de semana en el Zócalo de ciudad, luego será barrida mientras que la impunidad continuará instalada en muchos de los rincones del estado.
“Pido justicia para mi caso. Pido que esas autoridades que tanto nos invitan a denunciar y que nosotras nos atrevemos a denunciar porque pasamos por un proceso verdaderamente penoso e indignante con médico legista, psicóloga y socióloga, (como para que) no te hagan justicia”.