MÉXICO.- El “horror” de Tamaulipas y el secuestro de su hijo la obligó a aprender los términos legales para presionar a las autoridades a encontrarlo, vivo o muerto. María Icela Valdez Chaidez transformó su vida desde el 10 de marzo de 2014.
“Nosotros nos la pasábamos en la cocina, preparando tacos para vender, preparando comida porque esa era nuestra forma de vida, nosotros no sabíamos de cuestiones legales. Yo tengo una licenciatura en gastronomía y mi hijo también. Mi mamá nos enseñó a hacer comidas y toda la vida vivimos de eso”, explica.
El cambio de vida afectó a todo el entorno familiar, tuvo que irse desplazada a radicar a la Ciudad de México, donde anda “a salto de mata”, temiendo por su seguridad. Su hija que es ingeniera en mecatrónica, y actualmente estudia abogacía “para entender a las autoridades”.
“¿Por qué actúan de esta manera? ¿Por qué nos hacen sufrir y nos revictimizan muchas veces? ¿Por qué los procesos penales duran mucho tiempo? ¿Por qué aquí nadie se va por un secuestro a las cárceles? ¿Por qué no quieren acusarlos de secuestro? ¿Por qué no quieren ver las cifras reales, las estadísticas? ¿Por qué no se menciona a Tamaulipas con el horror que se vive todos los días?”, pregunta una y otra vez intentando encontrar respuestas a la situación.
Con la mirada triste recuerda cuando fue secuestrada junto con su hijo de 28 años de edad, Roberto Quiroa Flores Valdez.
“El 10 de marzo de 2014 un grupo armado nos secuestra a mi hijo y a mí. Nosotros vendíamos comida, teníamos un restaurante en la colonia Rodríguez, previamente se habían llevado a mi hijo en una ocasión, se pagó un rescate. La primera vez les pagamos dos millones de pesos.
“Y para el siguiente secuestro nos llevan a los dos, nos siguieron extorsionando porque ya todos los negocios están pagando cuotas. Todos los empresarios han sido golpeados por esta situación y se pagan cuotas para poder trabajar”, revela al mencionar que el fenómeno de inseguridad mantiene a Reynosa, Tamaulipas, a merced de los miembros de la delincuencia organizada.
“Mi esposo daba clases, era maestro. Él falleció, pero así era nuestra vida siempre. Él iba y venía a las escuelas dando clases. Y yo siempre estaba en mi casa haciendo comida y mis hijos me ayudaban.
“Nosotros en Tamaulipas, en específico en Reynosa, de donde somos, vivimos una situación muy triste de violencia, de secuestros, de desapariciones, de extorsiones, del año 2010 para acá hemos estado sufriendo esta situación”.
María Icela ha perdido su patrimonio en la búsqueda de su hijo.
“Ellos a mí me liberan -continuó-, con la condición de ir a conseguirles más dinero. Porque como nos separan, se llevan a mi hijo, me dejan a mí y me dicen que yo tengo que ir con mi familia a vender lo poco que a mí me quedaba para poderles pagar el rescate.
“Se les paga el rescate y aun así no liberan a mi hijo. En esta ocasión se les pagaron tres millones de pesos, ellos pedían cinco millones o 200 mil dólares. Porque siempre te piden en dólares, allá en la frontera te piden rescates en dólares.
“Se consiguió como se pudo el dinero. Ahí se fueron todos mis ahorros de toda mi vida. De toda mi vida de trabajo y trabajo de mi hijo también, porque él estaba en la cocina, siempre cocinando”, agrega con voz apagada.
Interponer la denuncia contra los secuestradores de su hijo, quienes son miembros del Cártel del Golfo que opera en Reynosa, le ha significado ser llamada a declarar una y otra vez. Señala como uno de los participantes a Sergio Luna alias “El Loquillo”, quien tiene canciones que le componen jóvenes raperos de Reynosa.
Este hombre aparece en una fotografía donde está apuntando con un arma larga al hijo de la señora María Icela, mientras se escucha la canción que le compusieron.
Otro de los que apunta como participantes es Cleofas Alberto Martínez “El Güero Cleofas”, quien si no es procesado por delito de secuestro teme que pronto quede libre.
Rosa Icela insiste en que en Tamaulipas las autoridades estatales no les permiten hacer búsquedas de desaparecidos. Pide que los 300 cuerpos localizados en el cementerio forense de Miguel Alemán sean identificados, así como los 200 cadáveres que están almacenados en el Forense de Reynosa.
“¿Qué hacemos con tantos cadáveres en el país, por qué no los identifican y los entregan?”, cuestiona una y otra vez. Agrega que decidió hincarse ante el Presidente de la República en el momento en que Karla Quintana, la comisionada Nacional de Búsqueda, daba unas cifras que no coinciden con la realidad.
“Dice que le dio un presupuesto a varios estados, le dio 11 millones de pesos al comisionado estatal Jorge Macías en Tamaulipas. Y yo pensé que iban a destinar ese recurso para identificar a tantos cadáveres que ya tienen y que no pensaban hacer más caravanas de búsquedas.
“Para qué van a buscar más cadáveres, más osamentas y más restos si no tienen lugar donde guardar los que ya tienen, qué van a hacer con más restos humanos y más cadáveres”, inquirió.
Para esta madre la búsqueda no concluirá mientras no encuentre a su hijo “si están vivos, que es lo que más deseamos. Pero si ya están muertos que nos entreguen los restos de nuestros hijos, aunque sea así los queremos, para ya poder descansar algún día, porque mientras no vamos a descansar.
“Los vamos a seguir buscando y los vamos a seguir buscando y que los gobernadores de todos los estados tomen conciencia, que se acerquen más a su pueblo, no nada más cuando piden el voto, porque no quieren dar respuesta, no quieren ayudar y nos prohíben que nosotros busquemos”, finalizó.