PUEBLA, MÉXICO.- Soy un fiel defensor de la industria cinematográfica mexicana, no por nacionalismo sino por un simple acto de solidaridad: sé lo complicado que es realizar una película en México, lo difícil que es generar convenios de distribución, lo detestable que es recaudar fondos porque no fuiste seleccionado en ninguno de los apoyos gubernamentales.
No se trata de menospreciar a la industria, se trata de valorarla. El cine mexicano vive uno de los mejores momentos de su historia y es gracias a las ganas que tienen los directores mexicanos de contar historias. Un director en México debe ser perseverante, ganar adeptos en una industria que gracias a las plataformas digitales cuenta con más seguidores que antes.
Hablar de cine en los tiempos de Netflix es como hablar de ligar en los tiempos de Tinder: un abanico eterno de posibilidades. Hace no mucho, quizás unos 8 años el cine mexicano era inalcanzable porque el 60 por ciento de las películas hechas en México no llegaban a las salas (o llegaban a circuitos socialmente imposibles). En ese momento lo único que debías hacer era esperar los famosos tres meses para que llegara a MixUp o BlockBuster para poder comprarla o rentarla.
La comprabas con pánico sólo porque medio ubicabas a un actor; quizás porque había estado presente en películas como Cilantro o perejil o Como agua para chocolate, o en su defecto, era un primer actor que se renovaba después de la Época de Oro del cine mexicano.
Es cierto, esta industria se ha renovado, han llegado cada año más producciones y poco a poco se quita el estigma que tenía a principios de los dos mil, en donde no se sabía si “ver la película mexicana” era un género o una industria, y es que bastaba llegar al cine para escuchar “¿cuál vemos?, la de comedia, la de terror o la mexicana”.
Gracias bendita tecnología por fortalecer a la industria, gracias porque todos los días encontramos historias con ganas de ser contadas. Felicidades a los actores, productores, directores, maquillistas, directores de iluminación, directores de piso, a todos.