MÉXICO.- A 15 años de su muerte, el escritor guatemalteco, de origen hondureño, Augusto Monterroso es recordado por ser el máximo exponente del microrrelato por su célebre obra “El dinosaurio”, considerado el cuento más corto del mundo: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
“El dinosaurio” fue incluido en su primer libro “Obras completas (y otros cuentos)”, publicado en 1959. Este libro lo dio a conocer internacionalmente, aún después de su muerte, ocurrida el 7 de febrero de 2003 suscita numerosos elogios y alabanzas.
La modestia y la humildad siempre caracterizaron a Monterroso, quien además de ser un autor con renombre a nivel internacional, participó en la lucha popular que derrocó la dictadura de Jorge Ubico en Guatemala.
De acuerdo al portal “escritores.org”, Monterroso nació el 21 de diciembre de 1921 en Tegucigalpa, Honduras, hijo de la hondureña Amelia Bonilla y el guatemalteco Vicente Monterroso.
Para sus críticos, la literatura de Augusto Monterroso es difícilmente clasificable: textos breves en general, de género impreciso, en la frontera del relato y la fábula, del ensayo y el aforismo, escritos con sentido del humor y de sorpresa.
De clara inclinación autodidacta, a los 11 años de edad abandonó la escuela y decidió aprender diversas disciplinas, entre ellas la música. En 1936, su familia se instaló definitivamente en Ciudad de Guatemala.
En 1940 fundó la Asociación de artistas y escritores jóvenes de Guatemala, conocida como la “Generación del cuarenta”. En 1941 publicó sus primeros cuentos en la revista “Acento” y en el periódico “El Imparcial”, mientras trabajaba clandestinamente contra la dictadura de Jorge Ubico.
En el exilio movilizó a la opinión pública en contra del dictador y tras la caída de éste, fundó con otros escritores el diario “El Espectador”. En 1941 fue detenido, por lo que pidió asilo en la embajada de México. Durante su prolongada estancia en este país mantuvo una intensa actividad en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Después del triunfo en Guatemala del gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz, Monterroso fue nombrado para un cargo menor en la embajada de Guatemala en México.
En 1952 publicó en México “El concierto” y “El eclipse”, dos cuentos breves. Al año siguiente se casó con la mexicana Dolores Yáñez, con quien tuvo una hija: Marcela. Se trasladaron a Bolivia al ser nombrado cónsul de Guatemala en La Paz.
De acuerdo al portal “cvc.cervantes.es”, cuando Jacobo Arbenz fue derrocado en Guatemala en 1954, Monterroso renunció a su cargo de cónsul de Guatemala en La Paz y se trasladó a Santiago de Chile. En el país andino trabó amistad con Pablo Neruda, con quien colaboró en la Gaceta de Chile.
En 1956 regresó a la Ciudad de México y trabajó en diferentes cargos relacionados con el mundo académico y editorial: profesor del curso “Cervantes y el Quijote” en la UNAM; investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, codirector y posteriormente director de la colección “Nuestros clásicos”, entre otros.
Trabajó también como corrector de pruebas en el Fondo de Cultura Económica y como redactor en la Revista de la Universidad de México.
Fue invitado por Fidel Castro y Ernesto Che Guevara a la ceremonia de iniciación de la campaña de alfabetización en La Habana. En 1962 se casó con Milagros Esguerra, colombiana y madre de su segunda hija, María, que nació en 1966.
En 1970 impartió el Taller de Cuento de la Dirección General de Difusión Cultural de la UNAM, así como el Taller de Narrativa del Instituto Nacional de Bellas Artes, allí conoció a Bárbara Jacobs, que participaba en esos talleres y que se convertiría en su tercera esposa.
Los dos compartían pasión por la lectura, juntos llevaron a cabo la recopilación y posterior publicación de “Antología del cuento triste” (1992).
En 1975 le fue otorgado el Premio Xavier Villaurrutia, uno de los más prestigiosos de México, y viajó a Varsovia, ciudad en la que coincidió con Juan Rulfo y Julio Cortázar. En 1978 publicó su única novela “Lo demás es silencio”.
En 1993 regresó a Guatemala al ser nombrado miembro de la Academia Guatemalteca de la lengua. En México recibió el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe.
Traducida a varios idiomas, la obra de Augusto Monterroso incluye títulos como “Uno de cada tres” y “El centenario” (1952), “La oveja negra y demás fábulas” (1969), “Movimiento perpetuo” (1969), “Animales y hombres” (1971), “Antología personal” (1975), “Lo demás es silencio” (1978), “Las ilusiones perdidas” (1985), “Esa fauna” (1992) o “La vaca” (1998).
Augusto Monterroso murió en su casa de la Ciudad de México fulminado por una dolencia cardiacala la noche del viernes 7 de febrero de 2003, a los 81 años de edad.