PUEBLA, MÉXICO.- Lourdes Cárdenas es autora de Marihuana. El viaje a la legalización (Ediciones Urano, 2016). Periodista, originaria de Saltillo, Coahuila ha desempeñado su trabajo en distintos medios tanto mexicanos como norteamericanos, entre los principales se encuentran CNN México, La Jornada, El Universal, The Dallas Morning News, El Paso Times. Fue becaria Nieman en la Universidad de Harvard en 2001.
En entrevista con Óscar Alarcón, la periodista reveló que el libro es producto de poco más de un año de trabajo, de investigar, recolectar información, entrevistar y viajar a Colorado, primer estado norteamericano que legalizó totalmente el consumo de marihuana para usos medicinales y recreativos. Es un experimento que hicieron desde 2012 y entró en vigor en 2014.
El problema que ha sucedido es que en Colorado –dijo– se legaliza la marihuana, y el argumento de muchas gentes que están analizando el fenómeno es que bajan las ganancias del narcotráfico. Sin embargo, indicó que los carteles siempre buscan alternativas cuando pierden un negocio, “y lo que están haciendo es abastecer el mercado de metanfetaminas, y ahorita en Estados Unidos hay una epidemia muy grande de metanfetaminas y de heroína”.
Por lo anterior, considera que “si México legaliza a la carrera, si no se hace un proceso muy puntilloso de analizar, de legislar correctamente, gradualmente, podemos tener ese problema. Yo creo que la legalización no resuelve los problemas de consumo de drogas en el país”.
–¿Cuál sería el cambio significativo y tangible si se legalizase la marihuana en un país como el nuestro, ya que el estado y los cárteles construyen escuelas?
–La enmienda de la legalización de la marihuana se aprobó (en Colorado) por el voto popular y una de las cosas que venía en la enmienda es que parte de esos recursos que se recabasen vía impuestos se destinarían a construir escuelas y a fomentar programas de prevención.
El otro es un dinero que viene de un tráfico ilícito, que es un tráfico que genera muchísima violencia, y cuando estás construyendo escuelas con dinero estatal hay un mayor control.
Creo que lo que sucede con los cárteles es que ellos construyen escuelas en ciertos lugares también para tener contenta a la gente. En teoría, el Estado construye porque es su obligación.
–Tu libro nos muestra que no todo en la legalización de la marihuana es color de rosa en un negocio que se antoja rentable, porque la gente puede llegar a pensar que ya se legalizó y entonces prácticamente viene un boom económico, pero en Estados Unidos se pagan muchos impuestos y el negocio está muy controlado.
–Se pagan muchos impuestos, hay muchos controles pero también hay muchos problemas que se están generando como el uso de productos comestibles, porque a partir de que se legaliza la marihuana se decide que “hay que hacer galletitas con marihuana, chocolates con marihuana” y esto ha generado un problema muy muy grande porque la gente no sabe cómo consumir los productos.
Colorado está lidiando mucho con el problema de los comestibles, y también con el uso de pesticidas porque como la marihuana apenas se legaliza —a nivel federal es ilegal— entonces el uso de pesticidas está prohibido y controlado, la gente le está poniendo cualquier cosa a la marihuana: insecticidas, fungicidas, y ahora la gente está fumando eso.
Cuando tienes un fungicida y prendes un cigarrillo de marihuana, no se sabe qué efecto va a tener en tu salud.
También hay un problema de cómo controlar el consumo entre adolescentes, porque es la droga que más consumen, y aunque no entran a los dispensarios a comprarla, porque solamente pueden entrar personas mayores de 21 años, ya está mucho más accesible. Es como la cerveza, siempre puedes conseguirla legalmente.
Ha habido un aumento del consumo, ligero pero sí hay un aumento de consumo en poblaciones vulnerables.
–Me llama la atención en la lectura del libro que se consume granola hecha de marihuana.
–Granola, chocolates, refrescos. Están inventando muchas cosas interesantes, entre comillas, para venderlos. Y ha sido un boom. Más del 50% de la marihuana que se vende en Colorado es en forma de comestibles.
Hay todo un problemita que están viendo cómo lo regulan y cómo concientizan a la gente, de que comer la marihuana, por las dosis de THC —el componente psicoactivo—, puede ser muy diferente a fumarla. La gente tiene viajes de hasta tres días y no son agradables según lo que cuentan muchas personas.
Es una experiencia interesante, y creo que México puede aprender mucho de esas experiencias, México tiene condiciones totalmente diferentes pero el libro pone sobre la mesa algunos puntos que creo serían interesantes mirar para tratar de evitarlos, encontrar soluciones antes, o pensar simplemente en esos posibles puntos.
–¿Podríamos llegar a pensar que lo dañino está en el control del negocio y no en sí en el producto? ¿Se convierte en un problema de dinero y a final de cuentas se convierte en un tema político?
–Claro, sí. Es un asunto económico finalmente. Y como lo pongo en el libro, pues se acerca un proceso electoral. No es una prioridad para el electorado el tema de la marihuana pero habrá varios estados que van a someter a votación iniciativas para legalizar la marihuana.
Entonces sí es un tema político, un tema que genera mucha controversia y la economía y la política son temas que están muy ligados en Estados Unidos, como en México y como en cualquier lado.
Sí es un tema muy político, muy politizado y que va dar mucho de qué hablar todavía, porque es importante decir que en Estados Unidos el proceso de legalización es todavía muy gradual. Me gusta enfatizarlo: hay cuatro estados con marihuana recreativa, de 50. Y hay 23 estados con marihuana medicinal. Todavía hay un largo trecho como para decir “en Estados Unidos está legalizada totalmente”, yo creo que la tendencia es que vaya para allá pero es un proceso muy gradual, muy muy gradual.
–¿La primera etapa de legalización en México tendría que ser propiamente medicinal?
–Yo creo que México tendría que comenzar a construir una infraestructura y a pensar en términos medicinales, a pensar en cómo regular un mercado que sea muy controlado.
Hay mucha controversia. Antes de que me hablaras estaba leyendo una nota: en Montana, decidieron echar para atrás la posibilidad de que cualquier dispensario pudiese atender a cuantos pacientes quisieran. Y ahora están limitando a los cultivadores a sólo tres pacientes por cultivador, porque han visto mucho abuso: “es que me duele la cabeza”, entonces un médico me da una receta y voy a comprar marihuana. Se dan esos casos.
Están tratando de regular esos casos para que la gente que realmente está enferma pueda tener acceso a la marihuana: los niños con epilepsia, las personas con cáncer para controlar el dolor, las personas con VIH para controlar los síntomas de las consecuencias de los fármacos y tener una serie de padecimientos de los que están comprobados por los pocos estudios que hay, de los que se consideran serios, que esos padecimientos hay que tratarlos. Y crear el sistema que te permita controlar.
Pero de ahí a irse al otro extremo me parecería una locura y algo que no funcionaría adecuadamente, sobre todo en un país como México que no tiene instituciones muy fuertes.
Óscar Alarcón: @metaoscar
Entrevista publicada en La Jornada Aguascalientes y en Radio Buap.