MÉXICO.- La recién creada Red Latinoamericana y Caribeña “Clamor”, busca articular el trabajo pastoral que realizan diversas organizaciones de la Iglesia Católica en la región, en apoyo a los migrantes, refugiados y víctimas de trata, afirmó el sacerdote Arturo Montelongo.
El secretario ejecutivo de la Dimensión de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dijo a Notimex que en el encuentro, celebrado en Santo Domingo, República Dominicana, se destacó la necesidad de colaboración en los procesos de prevención, acompañamiento y concientización del problema migratorio como fenómeno global.
De tal suerte que el objetivo de la Red -creada a finales de marzo-, es conjuntar los esfuerzos de quienes trabajan en la región no solo en el tema migratorio, sino en el de refugio y en apoyo a las víctimas de trata, “en un espíritu de comunión eclesial para poder brindarles una mayor atención”.
En entrevista a su regreso de esa nación, recordó que el apoyo que desde la caridad cristiana y humana otorga la iglesia otorga a quienes lo necesitan, no se da, en el caso de la migración, a raíz del recrudecimiento de la política anti inmigrante del Presidente de los estados Unidos Donald Trump.
Detalló que México estuvo representado a través de la Dimensión de Movilidad Humana de la CEM que encabeza.
“Nuestro aporte es fundamental por la situación que nosotros vivimos como país de tránsito (…) y se requiere una mayor atención de los migrantes, prevención de la trata y asistencia de refugiados ante la expectativa de las políticas migratorias de Estados Unidos”, expuso.
“Lo que tratamos es de conjuntar esfuerzos precisamente para que podamos caminar a la paz, hablar el mismo idioma, tener los mismos criterios, las mismas líneas de acción y de esta manera poder abarcar los temas”, añadió el prelado.
A pegunta expresa, comentó que además de recursos propios, la Iglesia busca allegarse de recursos de particulares para poder continuar con esta labor, aunque también han “tocado puertas” para contar con el apoyo de instituciones gubernamentales”.
Lo cierto es que las comunidades eclesiales y parroquiales mantienen su aporte a la causa “y gracias a ello se ha logrado hacer lo realizado hasta el momento, pero si tuviéramos un mayor recurso, se podría abarcar y hacer otras cosas”.
Montelongo indicó que en el encuentro se destacó la difícil situación de pobreza y social que vive Haití, que se acentuó luego de los fenómenos naturales que la afectaron, así como de el hecho de que difícilmente se haga cargo de sus compatriotas que se encuentran en Tijuana, debido a la corrupción que impera en esa nación, entre muchos otros problemas.
“Sí se habló de quienes alcanzaron a llegar a Tijuana, que están establecidos ahí y la problemática que conlleva el tener que buscar la manea de atender, asistir a estas personas en el plano de la caridad, desde la iglesia humanitaria, desde la acción social”, indicó.
Dio a conocer que la convocatoria al encuentro celebrado del 27 al 30 de marzo en Santo Domingo, República Dominicana, surgió a través del Departamento de Justicia y Solidaridad (Dejusol) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
El proceso de creación surgió después de cuatro días de trabajo, que incluyó una jornada vivencial en la frontera norte de Haití y República Dominicana (Dajabón y Ounaminthe), donde se constataron las obras misioneras que realizan los Jesuitas en favor de los migrantes.
Además, se conoció la situación de vulnerabilidad que viven los desplazados y migrantes haitianos en los llamados refugios o bateyes en la zona de Guayubin.
Entre las organizaciones participantes estuvieron además de la CEM-México, los Centros Sociales de la Compañía de Jesús en República Dominicana, Red Scalabriniana Internacional de Migración y el Servicio Jesuita a Refugiados de América Latina y el Caribe (SJR).
También, el Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (Selacc), Secretaría General del Consejo Latinoamericano de Religiosos y Religiosas (CLAR), Red de Solidaridad para Migrantes y Refugiados de Brasil y el Departamento de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de República Dominicana, Guatemala y Haitiana, respectivamente.
Otros asistentes fueron la Consejería General de Apostolado de las Hermanas Scalabrinianas, Hermanos Franciscanos, Instituto Chileno de Migraciones, Fundación un Grito por la Vida, Red “Hacia la Libertad” de la Congregación El Buen Pastor, Congregación de las Religiosas Adoratrices, Congregación de las hermanas de San Juan Evangelista y la Dirección del Proyecto Muchachos y Muchachas con Don Bosco.