Mayoría de reclusas en Puebla, homicidas de sus agresores
Puebla.- Las mujeres recluidas en centros penitenciarios de Puebla tienen consistentes diferencias con los hombres en cuanto a su comportamiento; una de ellas es que reconocen el delito, hablan de ello con claridad y explican por qué lo hicieron. Además, la mayoría de las sentenciadas por homicidio lo cometieron en contra de su pareja sentimental o algún familiar varón en respuesta a una violencia constante.
Esas son algunas de las conclusiones a las que llega Rolando Hernández Alducin, especialista en sociología criminal e integrante del Consejo Técnico de la Dirección General de Ejecución de Sentencias y quien ha pasado largas horas con reclusas y reclusos de Puebla durante los últimos años.
Hernández Alducin es uno de los principales autores del libro Cartografía de la Delincuencia en el Estado de Puebla, y asegura haber encontrado una constante en su trabajo que marca diferencia entre los hombres y las mujeres delincuentes; por ejemplo, cuando ellas cometen algún delito por motivación económica lo hacen, en su mayoría, por apoyar a su esposo o algún familiar hombre y viven en situaciones precarias.
Explica que en los casos de mujeres procesadas por delitos como asalto, robo o secuestro reconocen haber cometido los delitos por apoyar a su esposo, padre o hermano. Tan es así que en su experiencia sólo ha conocido a una mujer reclusa que lidere una banda criminal, una jovencita de 16 años que dirigía una pandilla de secuestradores, el resto de las mujeres presas en Puebla son sólo cómplices.
Estructura Social
Sociólogo de formación, Rolando Hernández dice que para explicar y entender la delincuencia y a los delincuentes no basta la psicología criminal ni la criminología, sino que es necesario entender que hay toda una estructura social que oprime a hombres y mujeres a lo largo de su vida hasta llevarlos a una situación extrema.
Esa forma de entender la criminalidad lo lleva a otras conclusiones: las mujeres que delinquen, por ejemplo, sufren una sanción moral más dura que los hombres.
Señala que la sociedad, particularmente la poblana “que es tan mocha” tiende a aceptar que los hombres cometan delitos, es algo que incluso se prevé en algunos casos; sin embargo, emiten juicios más duros contra las mujeres e incluso hay expresiones tales como “ahora hasta las mujeres asaltan”, pero aclara que es justamente en las mujeres donde el delito suele estar antecedido de un entorno sumamente violento.
La mayoría de las mujeres presas por asesinato lo están por lo que la ley denomina homicidio en razón de parentesco, es decir que reclusas cometen este delito en contra de alguien que forma parte de su familia, y en las entrevistas que realizó —asegura— se pone de manifiesto que al que asesinaron previamente las había violado en reiteradas ocasiones o bien tienen antecedentes de violencia familiar por años.
“La gran mayoría de las mujeres internas lo están por homicidio, muchas por homicidio calificado y muchas más por homicidio calificado en contra de su pareja. Estoy con una compañera criminóloga elaborando un trabajo sobre las relaciones de codependencia en los delitos cometidos por mujeres puesto que generalmente son reacciones a maltratos físicos o emocionales de sus parejas o de sus padres o de sus hermanos, pero siempre como una reacción frente a la violencia sufrida”.
“También los delitos de secuestros encontramos esa relación de codependencia, es decir las mujeres internas que cometen el delito de secuestro estaban apoyando principalmente a su pareja, sino a su hermano, sino a su padre, si hacemos un balance de todos los delitos cometen as mujeres generalmente se trata de una reacción a la acción de una figura masculina cercana”, detalla el especialista.
Lo anterior cuestiona el concepto de la voluntad de delinquir aceptado por la psicología criminal y la criminología; sin embargo, su trabajo plantea que las estructuras sociales de marginación y violencia ponen a los más vulnerables “al bordo del abismo cuando esta sociedad debería tenerlos en el centro de la estructura social para protegerlos”.
Eso es motivo de un debate con otros especialistas en el tema, comenta, dado que se cuestiona por qué puede haber dos hermanos que crecen en las mismas circunstancias y sólo uno de ellos elige delinquir.
“Lo que yo planteo es que hay una opresión de la estructura social hacia las personas y en algunos casos es tan acentuada que eventualmente los llevará al bordo del abismo, puede ser que algunos elijan lanzarse y otros no, eso podría estar determinado por sus condiciones propias de personalidad, pero el problema es la estructura social que los llevó a ese punto cuando deberían como integrantes de la sociedad en el centro de la estructura y no al borde del abismo”.
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