Universidad discrimina a alumna madre soltera
Puebla.- Steffani es una buena estudiante. A lo largo de sus nueve semestres en la licenciatura de Administración Turística en el Universitario Cristóbal Colón ha mantenido un promedio superior a 9.5, una beca para cubrir sus colegiaturas y hasta impartió por tres años el taller de kárate en su escuela.
Su vida cambió hace cinco meses cuando nació su bebé, pero el ser madre soltera y sin familia que le ayude a cuidar a su pequeño no le representó un obstáculo para seguir con sus estudios. Hoy divide sus días entre su trabajo en un hotel en el Zócalo de la ciudad de Puebla, cubrir sus horas de escuela, cuidar a su pequeño y hasta hacer postres y bordados para tener un ingreso adicional.
Lo que empezó como una situación complicada tuvo un momento de tranquilidad cuando al inicio de cursos, en agosto pasado, sus compañeros de clases y sus maestros le dijeron que podía llevar a su bebé a las clases, siempre y cuando no hiciera ruido y no interrumpiera las sesiones.
Así pasaron en paz los primeros meses, el bebé daba pocas molestias, pues solo llora para pedir que le den de comer y se vuelve a dormir en su carreola mientras Steffani toma sus clases con la esperanza de acabar en mayo sus estudios.
“Nunca tiro los pañales en la universidad, cuando cambio a mi bebé los guardo en mi mochila y los tiro cuando llego a mi casa”, narra Steffani vía telefónica, pero pese a estos cuidados que mantiene la joven para evitar molestias a sus compañeros, las respuestas de la dirección de la universidad no han sido a su favor.
Fue hace poco más de un mes cuando se dio un cambio en el área administrativa y llegó a la dirección de la institución Sayuri Gómez Ramírez, y aunque se había notificado que empezaría funciones en forma hasta abril, desde su llegada comenzaron los cambios.
Steffani Mendieta Bertheau recuerda que al inicio del semestre tuvo una reunión con la anterior directora, y aunque ella le dijo que no podía tener a su bebé en la escuela no le puso mayor impedimento.
Con la llegada de Gómez Ramírez esto cambió. Se le ha negado el acceso a la estudiante a las instalaciones pues, a decir de la directora, en el reglamento se establece que su bebé no puede estar en el inmueble.
“Le pedí que me diera una copia del reglamento o un oficio donde me explicara por qué no puede estar mi bebé y me dijo que no, y desde entonces ya no me recibe, me atiende un coordinador o una persona que ella escogió, pero ella ya no”, describe la joven, y señala que incluso le propuso a Gómez Ramírez escribir una carta en la cual deslinda a la institución de cualquier cosa que le llegue a pasar el pequeño, pero ésta se negó.
La solución de la directora fue simple: el bebé puede estar en la escuela pero no en el salón, por lo que se debe quedar en el patio; cuando le notificó esto a Steffani le dijo que si en verdad sus compañeros la apoyan que se turnen para cuidar al pequeño de cinco meses fuera del salón mientras ella toma clases.
“Hace dos semanas tuve examen, tuve que pagarle a una vecina para que viniera a cuidarme a mi bebé mientras yo hacía el examen en el patio con ellos, dime qué condiciones son esas para que un estudiante”, cuenta con enojo y lágrimas Steffani.
Además del apoyo de sus compañeros, hace unos días acudió al departamento de Psicología del instituto, y la coordinadora le dijo que ella no veía ningún problema con la presencia del infante en el salón pues incluso ella había mantenido su promedio durante los primeros meses, por lo que redactó un oficio a favor de la petición de la estudiante el cual fue rechazado por la directora.
“Somos 18 en mi salón contándome, si uno de mis compañeros me dijeran que no están de acuerdo no lo llevaría, porque todos tienen derecho a decidir, pero ninguno tiene problema”, insiste Steffani, y señala que su caso no es el primero que se registra en la escuela, pues hace tres años se dio una situación similar en la que una estudiante de Derecho tuvo a su bebé en su penúltimo semestre y pudo concluir su carrera con su hijo en el salón.
Entre los argumentos que se le han dado para negarle el permiso de llevar a su pequeño a clases está que en la escuela hay otras 57 alumnas que son mamás “y que no era posible que todas lleven a sus bebés”.
Pero Steffani no ve otra opción, pues no tiene familiares que le ayuden a cuidar a su hijo y con lo que gana en su empleo -donde le dejan llevar a su bebé sin mayor inconveniente- no le alcanza para pagar una guardería, y sabe que la universidad no se haría responsable de estas cuotas.
En su búsqueda de apoyo presentó un oficio ante la Secretaría General, la Vicerrectoría de Docencia y la Dirección General de Educación Superior de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla -a la cual está incorporado el Universitario Cristóbal Colón-, pero tampoco hubo respuesta.
Representantes de la casa de estudios le dijeron que la BUAP sólo expide los títulos de las instituciones incorporadas pero que en cuestiones de administración son independientes.
El siguiente paso fue acudir a los medios, por lo que hace unos días contó su historia en el noticiero de Javier López Díaz en Cinco Radio, lo cual no fue bien recibido por la directora quien incrementó las presiones en su contra.
Un ejemplo de esto fue el pasado martes, cuando entre clases aprovecharon para hacer el cambio de compañero que se queda afuera con el bebé, y en lo que se hacían los ajustes metieron al pequeño por un par de minutos al aula, en seguida personas enviadas por la directora acudieron al salón para recriminar al profesor que permitió esto.
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