Fotografía: YouTube

La imaginación sin bases no puede despegar: Martín Solares

En CAMALEONES Víctor Jesús González / Notimex
  • El novelista aseguró que un narrador necesita escribir todo el tiempo para que no pierda fuerza el músculo de la escritura 

MÉXICO.— El escritor mexicano Martín Solares ofreció el conversatorio digital alrededor de su novela Catorce colmillos, en la cual dio a conocer a los internautas, parte del método de escritura que regularmente desarrolla.

“Me encanta escribir a mano, pero como soy hiperactivo, cuando ya que tengo una o varias hojas con ideas que me pueden servir, inmediatamente las paso a la computadora… bueno, eso si estoy en casa o en la ciudad, porque cuando viajo todo el tiempo escribo a mano y así lleno varias libretas”.

Desde las redes sociales de una reconocida librería, Martín Solares comentó que un narrador necesita escribir todo el tiempo para dar vida a narraciones de largo aliento, porque “de lo contrario, el músculo de la escritura pierde fuerza y forma; uno puede dejar de escribir un día, dos o tres y no pasa nada, pero dejar de escribir ocho días puede ser el inició de una tragedia”.

Sin embargo, aclaró que aunque la constancia y la disciplina es fundamental para un escritor, “también es necesario salir a tomar unos tragos, caminar, pedir que nos cuenten historias… estar alerta de lo que pasa a nuestro alrededor o investigar del tema, porque si la imaginación no tiene bases no puede despegar”.

“Yo pienso que la realidad siempre nos está dando pequeñas briznas de historias y tenemos que estar alertas para reconocerlas, porque de ahí, de esos pequeños elementos, pueden desarrollarse los personajes, los diálogos, las atmósferas o también, algunas veces, se convierten en el embrión de las novelas”.

Para concluir, Solares mencionó que así como un fotógrafo profesional todo el tiempo carga su cámara para registrar algo que le parece importante, “los escritores cargamos plumas y libretas para guardar las frases o letras que escuchamos y así, poco a poco, esas semillas fructifican en novelas como Catorce colmillos.

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