Fotografía: Alex Carral

Cinco historias del 19s desde Huilango, comunidad de Tochimilco

En ESPECIALES Gerardo Cruz

PUEBLA, MÉXICO.- En San Francisco Huilango, comunidad ubicada en Tochimilco, perteneciente a Atlixco, aún se siguen tejiendo historias tras la sacudida de 7.1 grados del 19 de septiembre que dejó 45 muertos en el estado de Puebla e incuantificables daños a bienes inmuebles.

Estas son algunas de ellas:

I

Para Gonzalo es difícil olvidar el día que a sus 11 años tuvo que mantener la calma y buscar a sus dos hermanos pequeños en medio del caos. Los niños de la escuela, desprovistos de todo protocolo ante catástrofes corrieron a sus casas cuando escucharon el crujir del techo de lámina y vieron caer sobre el atrio las campanas de la iglesia tras un sórdido repiqueteo.

El colegio hoy luce inservible. Los pupitres fueron concentrados en un solo espacio al ser rescatadas de las amenazantes paredes de fisuras pronunciadas que chocan con manchas negras de humedad y ventanas con cristales rotos.

II

Imelda levanta el brazo y apunta al frente con el dedo cuando se le pregunta dónde vive.

La anciana, sentada en una banqueta junto a su esposo, espera que su casa sea demolida. Como si se despidiera, observa el lugar que los albergó por muchos años y que ahora sólo son dos cuartos agrietadas a punto de venirse abajo.

A estas alturas van dos desalojos, cuentan. El segunda fue cuando abandonaron el cuarto que vecinos les prestaron para alojarse, pero que se agrietó por el paso de la maquinaria pesada que circula por las calles demoliendo las construcciones dañadas.

III

A unos pasos Esperanza rezonga. No por el techo de su casa que se vino abajo, no por los muebles que aún quedan en el interior de su maltrecha vivienda sino por su puerta de más de 100 años que está a punto de perder.

A quienes se le acercan les dice, como si estuviera en ellos la decisión, que la puerta de madera quiere que sea rescatada de la inminente demolición. Es una herencia de décadas que se  ha conservado desde que el papá de su bisabuelo la talló.

Es lo único que le interesa conservar, aquella puerta que le da acceso a la tradición de su familia, que ha visto transitar a generaciones y conserva sus secretos.

IV

En Huilango se respira humedad, pero sobre todo agradecimiento. Es común toparse con los pobladores que saludan a los extraños y dan muestras de gratitud.

Rosario sirve a brigadistas platos de pollo con arroz y frijoles, que preparó en el anafre junto a la casa de campaña que le ayudaron a levantar, donde descansará Gonzalo que juega a ser Messi al hacer una gambeta a sus dos hermanos.Todos, mamá, hijos y hasta los brigadistas saben que será una casa provisional, pero no atinan a decir hasta cuándo.

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