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“Porque el fuego no muere”, recorrido por el detalle y la conciencia social de Tina Modotti

En CAMALEONES Diana Gómez

PUEBLA, MÉXICO.- Para entender y disfrutar la obra de Tina Modotti es necesario tocar sus fibras personales, toda vez que es imposible separar los días amorosos de los tiempos políticos con los que retrató un México en plena construcción, trabajo que a 75 años de su muerte tanto fotógrafos como periodistas sigue siendo visto como referente.

Porque el fuego no muere es el título de la exposición que se encuentra en la Galería del Palacio Municipal de Puebla y que da cuenta a un par de senderos artísticos de Tina, expuestos en 40 obras que explican dos formas de construcción fotográfica.

La primera etapa, llamada “Versión A” y que reúne 24 fotografías impresas en plata, muestra la captura de objetos y detalles arquitectónicos que dejan entrever a la Tina romántica que caminó junto a la cámara de Edward Weston, un monstruo de la fotografía en ese entonces.

El mundo de fotogramas inicia con su relación con Weston, quien además la introduce al México de los años 20. Su primer periodo creativo es similar al de su maestro: su mirada está llena de formas, hojas, flores y esquinas que exhiben limpieza y armonía de objetos familiares. Cuando el estudio de estos se intensifica adquiere una técnica y armonía visual perfecta.

Estos ejercicios, aderezados por esa mirada femenina, aceleraron el proceso para que la fotografía se separara de la pintura. En la exposición se puede notar cómo la obra de esta italiana resalta los valores plásticos de contraste, creando una nueva estética.

La segunda etapa creativa de Modotti es aún más atractiva para la historia mexicana pues documenta su compromiso con la Revolución, sus acercamientos con el periodismo y la fuerte influencia de muralistas como Javier Guerrero, Jorge Alfaro Siqueiros y Diego Rivera. En ese tiempo los murales eran la calca más fiel y sincera de la “bola” y Tina estuvo ahí para documentarlo todo.

Este camino se encuentra en “Portafolio de Platinos”, que reúne 15 impresiones que revelan a una artista multifacética: Tina cambia los pétalos de rosa que emulan a la perfección la suavidad de Weston por las manos duras de obreros y por fotografías críticas del sistema.

LA VISIÓN DEL PROLETARIADO

La relación entre México y Tina se estrecha cuando se incorpora al Partido Comunista Mexicano (PCM), y lo hace de forma natural por haber crecido en una familia con un fuerte arraigo con ese sistema. Así que sus trabajos como fotorreportera son en realidad un salto irremediable que la obligan a luchar por sus ideas políticas.

En obras como “La Elegancia y la Pobreza” se sentía sumamente identificada pues creció en una familia de obreros. En esta fotografía leemos a un trabajador fatigado sentado debajo de un espectacular de ropa para caballero.

Así como los muralistas retrataban la sangre y la fuerza indígena, Modotti fue de las primeras fotógrafas en fijar su mirada en las pieles mestizas, en las féminas amamantando y en los sombreros de palma que protegían ideas mexicanas.

Las 14 obras en platino, que corresponden a la fototeca del INAH tienen una visión recia y real de esos años, pero también guardan aún la delicadeza y perfección de luces que dominaba Modotti.

Porque el fuego no muere culmina con su muerte, una muy incomprendida por los artistas que se refugiaban en nuestro país. Su deceso fue inspiración para que Neruda escribiera su desafiante poema “Tina Modotti ha muerto”.

Lo escribió para salvar los días de Tina y para darle valor a un personaje eternamente enamorado, revolucionario y feminista. Una figura que se inventó más de una decena de vidas para hacer una de las labores más fiel del ser humano: la documentación.

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